ZARAGOZA | Tras la fiesta de la despedida de la Vieja Romareda, parecía que lo más amargo de la temporada ya había pasado. Lo cierto es que sí, el sufrimiento se despidió junto al estadio, pero el Real Zaragoza no fue capaz de evitarle el último mal trago a su afición. Pese a la intención de Gabi Fernández de ofrecer a su afición un úlitmo partido digno tras una nefasta campaña de Liga, el equipo no fue capaz de competir en Castellón. No podemos decir que lo de Castalia es un accidente, sino más bien todo lo contrario. Fue la confirmación de un año lleno de carencias, falto de identidad y una desconexión preocupante.
Salida sin intensidad
Una vez más, el Real Zaragoza salió al campo sin intensidad, sin alma, con la cabeza en otro sitio. Un patrón que se ha repetido en múltiples ocasiones a lo largo de la temporada y que comenzó a marcar una caída libre que casi acaba en tragedia. Aunque pareció subsanarse de un tiempo al final, los arranques ante el Cartagena y el Castellón ha hecho que este problema haya vuelto al imaginario colectivo. Dos goles en los primeros 16 minutos que pusieron el encuentro cuesta arriba y ante los que los de Gabi no supieron reaccionar.
Mandíbula de cristal
Como tantas veces a lo largo del año, el Real Zaragoza se desmoronó en el primer golpe. Lejos de mostrarse como un conjunto sólido y experimentado tras tantas campañas en Segunda División, los blanquillos han demostrado tener una mandíbula de cristal. El ejemplo más claro fue el del Eldense en casa, un partido crucial que comenzó dominando y adelantándose en el marcador pero en el que un gol de los rivales lo cambió todo.
Fragilidad defensiva
Otro de los problemas que ha ido arrastrando durante todo el año el conjunto aragonés y que lo han condenado a luchar por el descenso ha sido la fragilidad de su zaga. El nivel defensivo del Real Zaragoza ha sido muy pobre durante todo el año y así lo demostró en Castalia concediendo demasiadas oportunidades claras. En sus laterales tuvo dos autopistas el Castellón para atacar. Clemente y Calero también quedaron retratados, llegando los cuatro goles por las bandas o finalizando en ellas.
El drama de Femenías
Aunque Gabi lo destacó como uno de los mejores profesionales de la plantilla, Joan Femenías tuvo su oportunidad y, de nuevo, no la supo aprovechar. Recibió 4 goles en poco más de 45 minutos y dio una sensación constante de inseguridad. Como ha sucedido en otros partidos, el portero catalán fue superado y pareció el testigo ideal de los goles que marcaron otros.