Lo que le ha cambiado drásticamente la vida al Huesca en este último año era sin duda impensable para unos y un sueño para los más optimistas.
Hace un año, en la misma jornada en la que se encuentra actualmente la competición regular, el conjunto azulgrana también se encontraba a un punto, pero en este caso, del descenso, y el club hacía campañas para atraer a una afición que se había desencantado de un equipo que no daba señas de llegar a despertar. Un Huesca (18º con 33 puntos) que, en la jornada 31, caía en El Alcoraz frente al Bilbao Athletic (1-2), el colista, en un partido en el que vencer era prácticamente algo obligado y que se encontraba al borde del precipicio.
Pero poco después algo cambió en el club oscense para que de alguna manera u otra el equipo diera un cambio radical para acabar finalmente en un puesto de media tabla dejando el descenso a siete puntos de distancia y tener el ‘playoff’ de ascenso a ocho puntos.
Quizás solo fue un reflejo por cómo comenzó esta temporada, pues el conjunto azulgrana llegó a quedarse en los puestos de descenso en las primeras jornadas, pero aquel equipo que se mostró como la revelación final de la temporada pasada se catapultó de manera formidable después del inicio de liga para quedarse en varias jornadas en puestos de ‘playoff’ de ascenso, en ese por el que el Huesca actualmente está luchando. De nuevo se cruzó un colista (el Mirandés) en la jornada 31, pero en esta ocasión el Huesca (7º con 46 puntos) venció (1-3) para seguir soñando.
De la desesperación a un punto del descenso a la euforia a un punto de los puestos privilegiados para ascender a la máxima categoría del fútbol nacional. Dependiendo de sí mismo, el conjunto oscense quiere hacer historia en la mejor temporada de su vida y brindar a toda una ciudad un hecho que quizás pocos recordarán y guardarán en la memoria por los tiempos: que en menos de un año se han visto de estar a punto de regresar a Segunda División ‘B’ a tocar con las manos la Primera División.