Cristian Álvarez (5): No pudo hacer más en ninguno de los goles, vendido por su defensa, vencido por la ejecución perfecta de dos veteranos. Otra goleada más y solo pudo recoger el balón desde su portería.
⚽️🦁 Fantasmas de agosto. Analizamos el Real Zaragoza (1-3) Andorra en Palmadas al Viento
Gaizka Larrazabal (3): Blando en la marca y tímido en los ataques. Lago Junior le hizo temblar y Escribá le sustituyó poco después.
Lluís López (3´5): El toque de atención a Francés no tuvo sentido, entre otras cosas porque López no le mejora en nada. Confuso en los duelos, le resta velocidad a la defensa.
Jair Amador (3´5): Si en la primera mitad resolvió los centros más peligroso, en la segunda el Málaga descubrió sus defectos. Rubén Castro le dejó siempre con el molde.
Carlos Nieto (4´5): Fue el mejor de la defensa pero eso en este Zaragoza empieza a significar muy poco. Rompió el fuera de juego en el primer tanto del Málaga.
Tomás Alarcón (4): Cuesta ubicarle en este equipo. Se desplaza tarde, como si arrastrara una armadura muy pesada. En su juego, no hay fluidez ni grandes aciertos.
Francho Serrano (5´5): Es un futbolista de equipo, pero el partido le obligó a actuar como un solista. No estuvo fino con el balón, pero ofreció kilómetros como respuesta.
Sergio Bermejo (4): Aleix Febas le mostró como tiene que actuar un jugador de su condición. Inconstante, a su encuentro le faltó pelea y rebeldía. Pudo marcar de zurda, pero su disparo se fue a la grada.
Tiago Bebé (6): Es la llave del peligro y juega un partido distinto al resto. Provoca el temor de los rivales y el respeto de sus compañeros. Desbordó y afiló su disparo. Solo, incomprendido.
Valentín Vada (3): Torpe en el espacio reducido, pasó sin pena ni gloria por La Rosaleda. No mostró intención ni garra y sin eso es un cualquiera.
Giuliano Simeone (4´5): Frustrado, sigue peleado con su suerte. Cantó un gol que ya estaba hecho y Ramalho se lo robó sobre la línea. En la segunda mitad se le vio abatido, perseguido todavía por ese fantasma.
Cambios del Real Zaragoza
Fran Gámez (3´5): El paso por el banquillo le hizo perder confianza, pareció más débil que nunca ante Lago Junior. No mostró rigor en la fase defensiva y no ganó la línea de fondo. No se encuentra.
Miguel Puche (4): Le falta la frescura y la naturalidad que le hizo llegar al primer equipo. Recibió golpes y ahora le cuesta levantarse. Estuvo discreto, cuando nunca lo ha sido.
Pau Sans (SC): Escribá le reclutó en el peor momento, cuando el partido estaba decidido. Apenas tuvo contacto con el balón, pero buscó el espacio y su suerte. Su técnico le pidió un imposible.
Manu Molina (SC): No sabe cuál es su lugar en este Zaragoza. Fue un recurso vacío de su entrenador, un intento fallido.
Pape Gueye (SC): Quiso ganar por el aire algún duelo y perdió pie a ras de suelo.
Entrenador
Fran Escribá (3): Confundido en el planteamiento, a su equipo le faltó tensión competitiva, ambición y sentido de la ocasión. No hubo aciertos en sus novedades y tardó demasiado en mover las piezas ante las curvas. Rígido en su sistema, escogió la experiencia y nunca la frescura. Su figura se ha debilitado en dos goleadas y a él le han faltado recursos para improvisar sobre la marcha. Su equipo firmó su rendición en el primer golpe, incapaz de rebelarse ante nadie. La competición ha descubierto a un Zaragoza frágil, lleno de miedos y de vergüenzas.