Las alegrías llegaron en el playoff, pero para escalar hasta el quinto puesto cosechado al final de la temporada regular, tocó sufrir, y de lo lindo. Tras una primeras 10 jornadas en las que el Teruel fluctuaba entre el noveno y el décimo puesto, la película poco cambió hasta llegar el periodo navideño. En ese tiempo, el cuadro turolense meditó, tomó fuerzas y volvió a la competición como una pantera tras estar en cautiverio. El resto es historia. Los de Unai Mendía no conocieron la derrota desde la jornada 14 hasta la 31, catapultándose automáticamente hasta la cuarta posición, superando al Utebo, a la SD Ejea y a la UD Logroñés.
Durante este periodo victorioso —hasta 18 encuentros sin caer— tocó hacer callo y el Teruel tuvo que saber soportar golpes por todos lados, pero salió airoso en cada uno de ellos. Tocó saber sufrir ante el Alavés ‘B’ (0-1), a domicilio y sin Taliby durante los últimos cinco minutos, al igual que frente a la UD Logroñés (0-0), sin Mari Sánchez desde el 81′. Partidos como el de Izarra (1-2) fueron una auténtica locura para los turolenses, que lograron —también con 10— el triunfo en el último suspiro gracias a un penalti transformado por el propio Sánchez. Casi nada.
No obstante, las rachas, para bien o para mal, siempre terminan, y el Teruel cortó la suya ante, precisamente, dos equipos aragoneses: el Utebo (3-2) y el Deportivo Aragón (1-0). Así, pese a ganar el último encuentro frente al Calahorra, los de Mendía acabaron quintos, un puesto por debajo del que llegaron a ocupar en algún momento. Objetivo cumplido y ambición intacta.
El resto ya es historia. Y de las que parecen sacadas de un cuento de fantasía y épica, pero en la vida real. Porque el Teruel tuvo que saber soportar un empate en casa ante el Atlético Baleares (1-1) en las semifinales del playoff, para después firmar una gesta en las islas, ganando no por uno ni por dos, sino por 2-5, y entrando por la puerta grande en la final.
Allí esperaba el Numancia, un histórico del fútbol español. No obstante, los de Mendía ya habían escrito el destino de los sorianos. Aunque el primer partido no dejó nada sentenciado, fue en el segundo donde todo se decidió. Por la mínima, con los nervios a flor de piel, en el último suspiro y desde los once metros, Peru marcó el gol que toda una ciudad llevaba esperando durante 379 días. Quizá no sean muchos, pero a algunos se les hicieron eternos. Basta de esperas: la Primera RFEF ya está aquí.