Dibujemos un Bujaruelo virtual desde el refugio. En el centro se encuentra el puente colgante de Burguil, a la izquierda la cascada de Otal y a la derecha el camino que nos conduce hacia Ordiso. Pues nos vamos a ir a la izquierda. Otra excursión sencilla, pero larga. Eso implica que aunque el desnivel no sea para acodarse en la barra y contar una historia, muy posiblemente acabes cansado. Hablamos de padres de familia con niños que ya no son tan niños. Vamos, que alguno ya está en la frontera universitaria.
A lo que vamos. Hay que ir bien calzado y en este tórrido verano una mochila con agua y alguna barrita energética, aunque mejor es el jamón y la longaniza para qué nos vamos a engañar. También crema solar porque las sombras solo las vas a encontrar en algún atajo. Y con todo ello ya estamos listos para ir enlazando curvas por un sendero donde caben un par de Land Rover sin problema alguno.
Es cierto que para los puristas, la montaña así pueden deslucir. Bueno, el monte es tan grande que tiene de todo y para todos los gustos. Si eres un ‘pisa sendas’, genial. Y el acceso a la cascada de Otal tiene mucho de esto. Hay unos bonitos atajos donde recortarás tiempo… y caja torácica como te empeñes en creer que tienes menos años y kilos de los que dice el DNI y la báscula. La realidad es así. Por lo tanto, por el sendero amplio. A la derecha te acompaña (verás tramos) del recorrido que conduce a Burguil y por extensión al refugio de pastores de Vivo, en Ordiso.
Lazada tras lazada vas devorando desnivel y metiendo cientos de metros en las suelas de tus botas o zapatillas de trail. Lo que más cómodo te vaya. Si quieres llevar bastones, perfecto. Si no, a no ser que te metas por atajos, tampoco son (muy) necesarios. Hemos dejado el refugio de Bujaruelo y en esta ocasión nos hemos ido por la margen derecha del Ara (hay una puerta para evitar que el ganado escape, por lo tanto, pasa y cierra que no es decorativa). ¿Podemos ir por la izquierda del río cruzando por el puente de San Nicolás? Podemos. Llegaremos al puente de Oncins y seguiremos para enlazar por los que vengan por la izquierda del refu.
Antes de empezar a subir de verdad, un paseíto hasta la fuente que hay en esa margen derecha del Ara. Llevarás agua, pero seguro que no es tan rica como la que emana de esta fuente. Gloria bendita. A partir de allí, todo para arriba. Sin descanso. Alguna rampa lleva más porcentaje que otra y, siempre tienes cierta sensación de si merecerá la pena llegar a donde vas. Y sabes que sí. Por lo tanto, merece la pena.

El valle es de película. Una puerta para el ganado lo abre. Tremendo. La sierra de Otal a tu izquierda, el circo de Otal al frente y una recta infinita para llegar a la cascada hacen todo más agradable. Como el regreso, con los Gabieto como telón de fondo en el mismo rumbo de bajada. Es un paseo de poco más de 13 kilómetros, con 315 metros de desnivel positivo donde echar la mañana de forma tranquila en un gran paisaje. El ‘fin de fiesta’, bajo el puente de Bujaruelo, con las piernas en las aguas del río Ara. Lo agradecerá hasta la mente.
Por cierto, todo este recorrido es ciclable por lo que si quieres hacerlo en BTT, perfecto. Eso sí, con cuidado. El senderista tiene preferencia, siempre. Recuérdalo