ZARAGOZA | Con una emotiva carta en redes sociales, Adrián Liso pone fin a su etapa en el Real Zaragoza, sin mencionar expresamente al Getafe ni confirmar la oficialidad del acuerdo de salida. La incertidumbre rodea su futuro, pero lo cierto es que Liso ha cerrado un capítulo vital en el club que le formó.
Liso llegó al Real Zaragoza con tan solo 12 años: «siendo un chaval humilde y lleno de sueños por cumplir», reflexiona en su despedida. Desde aquel día ha desarrollado todo su crecimiento personal y deportivo dentro de la cantera, convirtiéndose en una pieza reconocida y apreciada por aficionados y compañeros.
El futbolista destaca que vestir ese escudo llenó su corazón: “Este escudo lo lleve con orgullo en cada entrenamiento, en cada partido, en cada minuto”, asegurando que fue una experiencia que le marcó profundamente.
A pesar de sus esfuerzos y compromiso, reconoce que “no ha sido la temporada que ninguno esperábamos”. Ha sido “la temporada más dura de mi vida, tanto en lo colectivo como en lo individual”. Sin embargo, subraya su entrega total: “A veces las cosas salieron bien, otras no tanto, pero siempre puse el corazón”. Este tono honesto y autoexigente revela la madurez de un canterano que, aunque no lo logró en el campo, sale fortalecido desde lo humano y deportivo.
Agradecimientos al vestuario, plantilla técnica y afición
Adrián Liso dedica palabras cálidas a los suyos: “Gracias a mis compañeros… juntos hemos sido familia”, reconoce. También agradece al staff técnico y empleados del club: “Cada uno de vosotros hacéis lo imposible para que este equipo continúe su historia”.
Y, por supuesto, a la hinchada: “vosotros sois el alma de este escudo… me habéis hecho sentir querido”. Esta mención pone en valor el vínculo emocional que ha mantenido con la afición durante años.
Un nuevo capítulo que no olvida sus raíces
Aunque su vuelta al Real Zaragoza no es inminente, Liso deja claro que este adiós no es definitivo: “no es un adiós definitivo, es un hasta siempre”. Lo dice convencido: “cuando uno ha amado tanto a un club, nunca se va del todo”.
Comienza un nuevo capítulo con esperanza y respeto, llevando consigo las enseñanzas y vivencias de su formación: “este club me ha formado, me ha enseñado lo que significa pertenecer”.