ZARAGOZA| Adu Ares está experimentando una ligera mejoría en las últimas jornadas. Todavía sin ser demasiado notoria, se puede definir a través de los pequeños pasos que dan las hormigas. La influencia de Gabi Fernández en la figura del extremo se ha dejado notar en muchos de los futbolistas de la primera plantilla, entre los que destaca Adu. El ’20’ acarrea dos titularidades consecutivas y su juego se percibe algo más vistoso, quizá algo más disfrutable para el aficionado.
La andadura de Adu Ares en el Real Zaragoza se explica a través de las constantes subidas y bajadas. Desubicado en un inicio, vivió el más dulce de sus momentos en las últimas fechas de 2024. Coincidiendo con un cambio en los banquillos, la irregularidad propia del extremo se dejó ver hasta tal punto de prácticamente desaparecer. Sin embargo, Gabi parece haber cambiado algo en la cabeza del atacante. El técnico le ha concedido las llaves del carril izquierdo, un lugar donde Adu puede encontrarse a sí mismo.
Todavía esclavo de un solo recurso, se está viendo un Adu Ares más solidario y comprometido. Aplicado en los esfuerzos y generoso en las ayudas, da la sensación de ser un futbolista completamente antagónico -en esa faceta- al de hace un mes. A pesar de ello, todavía son muchos los aspectos que el extremo tiene que pulir. La eficacia y lucidez en metros finales continúan siendo el principal debe de Ares, que siente como propia una jugada que todavía no tiene dominada.
Del desprecio a la euforia
Si son varios los aspectos que Adu Ares ha cambiado en las últimas semanas, la actitud es el más palpable de todos. El mejor ejemplo radica en la celebración del tanto de Poussin: Adu fue el primero en saltar con euforia desde el banquillo. Tras realizar gestos de desprecio hacia la afición hace tan solo un mes en Almería, el ’20’ está reuniendo diferentes características para maquillar su temporada.