ZARAGOZA | Ager Aketxe representa una frontera, una duda razonable. Txema Indias debe decidir si el mediapunta vasco forma parte del Zaragoza que viene. Y debe hacerlo solo doce días después de su llegada. En su primera temporada, Aketxe trazó una distancia compleja: la diferencia entre el futbolista que se esperaba que fuera y el que acabó siendo. Jugó ante todos los condicionantes: un curso sin preparación, una lesión que le cambió el paso, vaivenes en el plan colectivo y una relación especialmente tensa con la grada. Siempre se sintió un incomprendido. Y reaccionó con un lenguaje gestual que transmitió algo peor que el enfado: cierta indiferencia.
Nunca consiguió encajar en La Romareda y cuesta recordar una actuación redonda en toda su temporada. Lanzador por excelencia, tampoco logró marcar esos tantos que sí marcaba con otras camisetas. Hoy conviene revisar lo que ya está escrito: “No podemos dudar de Aketxe”, dijo Víctor Fernández un mes antes de empezar a dudar de él. La frase sirve como reflejo de toda una afición, que le vio como una carta ganadora al inicio y que ahora le mira casi como una causa perdida. Esa idea vale también para todos los entrenadores que llegaron luego. Acostumbrados a ponderar su zurda, acabaron renunciando a él con el paso de los partidos, cuando se acercaba el momento de la verdad.
Ager Aketxe, sospecha o talento
El Zaragoza cumplió un viejo deseo con Ager Aketxe. Su nombre había estado en las cábalas de los veranos anteriores y llegó después de su mejor temporada en el fútbol profesional. Se esperaba que pudiera clonarla: como si en La Romareda se pudiera repetir con facilidad lo que solo se ha podido ver una vez en más de diez temporadas. Cunde la sensación de que Aketxe llegó tarde a La Romareda, con la ambición más cerca de saciarse. En el camino, renunció a una oferta jugosa del fútbol árabe que encareció aún más su salario. Se convirtió en el futbolista mejor pagado de la plantilla y ese coste no se correspondió nunca con su rendimiento. Hoy se le adjudica a Txema Indias una decisión compleja: creer en su recuperación o buscar una salida rentable.
Indudablemente decisivo, pero áspero en su carácter, durante la temporada ha vivido algunos enfrentamiento en el vestuario. En ese contexto, a Gabi Fernández le corresponde el más difícil todavía. Si Indias elige su continuidad, el técnico debe lograr que Aketxe sea el futbolista diferencial que el Zaragoza creyó fichar el verano pasado. Definitivo en los metros de la verdad y un jugador comprometido en todas las estaciones. Y tendrá que cumplir además un pronóstico anunciado para todos: que corra como nunca antes lo había hecho.
Para bien o para mal, la decisión sobre Ager Aketxe puede marcar una línea divisoria en este verano. La elección le corresponde a Txema Indias, que siempre entendió dos cosas que conviven en Aketxe: los zurdos y la madurez. El director deportivo debe elegir si aprovecha su cartel en Segunda o si cree en una zurda que ahora parece impopular. Si piensa recuperar el talento del que ahora muchos sospechan.