ZARAGOZA | Alberto Rodríguez Baró, Tachi, tiene un vínculo innegable con Aragón. Sus recuerdos se sitúan en la comarca de Ribagorza, en la localidad de Graus. El pueblo oscense es el sitio de todos sus veranos. También el lugar de muchos recuerdos del nuevo fichaje del Real Zaragoza. El lazo parte de su abuela materna, que sigue viviendo allí. Se extiende hasta su novia, también del pueblo, y una serie de amigos que Tachi considera imprescindibles. Uno de ellos, Adrián Mora, nos explica uno de los hilos más especiales de la vida del jugador.
La conversación se inicia cuando el Real Zaragoza ya ha anunciado el fichaje de su primer central. Adrián Mora lo considera un jugador clave y una persona muy querida en la localidad: “Para Graus ha sido una alegría inmensa. Es un paso bonito, algo especial, que nunca habíamos vivido. Aunque lo sentimos y es de aquí, Alberto siempre había vivido en Fuenlabrada y ha jugado lejos de Graus. Verle era algo más excepcional y ahora tendremos la oportunidad de visitarle con mucha frecuencia. A él le ilusiona mucho jugar en el Real Zaragoza”.
Formado en las categorías inferiores de Getafe y Atlético de Madrid, los pasos de Tachi en el fútbol profesional han llegado en el Alavés, Fuenlabrada, Wisla y Mirandés. Más de 100 partidos después, Tachi tendrá la ocasión de jugar más cerca de su casa: “Siempre se ha sentido muy unido con Graus e identificado con su gente. A menudo recordamos nuestros veranos en el pantano, el río y las tardes interminables en la pista de fútbol sala de las piscinas. Iba a otro ritmo, era un defensor total, estaba a años luz del resto”.
Tachi, historias de Graus
Mora recuerda que Tachi se tomaba los veranos en Graus como un sitio de desconexión y un lugar en el que empezaba a prepararse para la temporada: “Cuando jugábamos los torneos de verano que él estuviera en nuestro equipo era una ventaja clara, era jugar con uno más. Cuando entró en la estructura del Atlético de Madrid en juveniles, empezaron a prohibirle participar en esas competiciones. El fútbol se volvió algo más serio para él y siempre se comportó como un profesional. La pena es que sin él a nosotros nos costó ganar más aquellos torneos”.
Tachi es un defensor duro, férreo, capaz de crecer a través de los duelos y la pelea individual. Contundente y fronterizo, es un jugador versátil, que puede actuar también como pivote. Su evolución en los últimos años se centra precisamente en esa noción: ha sido capaz de adelantar su posición, de leer el juego y entender todas las disputas. Intuitivo, conoce el juego y los secretos de Segunda División. Adrián Mora profundiza en esa definición: “Es un central expeditivo, aguerrido, que tiene recursos para jugar en otros puestos. Si tuviera que destacar algunas cosas sería su intensidad, su fortaleza y su capacidad para leer el partido y sus duelos”.
Cuando cierra la descripción de su juego, Mora se centra en la calidad humana de su amigo: “Tachi es un chico muy normal, muy humilde, que nunca se ha sentido más que nadie. Ese carácter parte de su familia, que siempre tuvo muy buenos valores. Su madre es enfermera y su padre es comercial de una tienda de puertas. Siempre le inculcaron el valor del trabajo y Tachi lo ha aplicado para llegar a la élite. Y también esa cercanía: sigue siendo la misma persona de siempre”.
Su estatus le permitió, eso sí, hacer promoción siempre que pudo de su pueblo, de un lugar del que ha sido siempre un gran embajador. El mejor ejemplo llegó en su estreno en el fútbol profesional, en el Alavés. Entonces acudió a la cena de navidad del club local, el CF Graus, e intercambió dos camisetas esenciales en su vida. La del equipo con el que había cumplido un sueño y la del pueblo que siempre ha sentido como suyo. Después de completar pretemporadas con el Cholo Simeone, Tachi entendió que debía hacerse un nombre en otros equipos. Muchos años después, con su fichaje por el Real Zaragoza estará más cerca del que siempre fue su lugar.