Azón rescata al Real Zaragoza con un destello de delantero puro y salva al equipo de Víctor Fernández de una bronca general. El conjunto aragonés retrocedió sobre sus pasos para firmar un encuentro malo, lleno de miedos y nula valentía, que Mario Gaspar se encargó de decidir para un lado y para el otro. Las victorias de Amorebieta y Albacete dejan al Real Zaragoza a cinco puntos del descenso.
Édgar Badia (4): Pudo hacer algo más en el gol ilicitano y desesperó a varios sectores de La Romareda con sus continuas pérdidas de tiempo. Puro conformismo.
Santiago Mouriño (3): Basta con ver el partido de Tete Morente para comprobar que a nivel defensivo volvió a rendir bien. Con balón, no obstante, le faltó más tino incluso y no fue capaz de darle al Real Zaragoza la profundidad que muchas veces pidió esa banda derecha.
Alejandro Francés (7’5): Libró un duelo contra Mourad en el que se sintió inferior físicamente, pero supo compensarlo con inteligencia y talento. De nuevo, fue de lo mejor y el enésimo atajo del Real Zaragoza en su búsqueda desesperada del gol.
Jair Amador (5): Édgar Badia volcó la salida de balón sobre su perfil en la mayoría de ocasiones y sufrió cada vez que tuvo que tomar una decisión con balón. Se hizo grande en el juego aéreo y nadie le tosió.
Quentin Lecoeuche (5): No acertó en el centro, pero cuajó un partido serio ante Josan, que no le paró de exigir durante todo el partido, y ante Mario Gaspar, que a través de su movilidad atacó por dentro a la defensa del Real Zaragoza. Mejor en su campo que en el rival.
Toni Moya (3): El partido del ex del Deportivo Alavés fue el claro ejemplo de la regresión que sufrió el Real Zaragoza. Empezó impreciso, nervioso y el paso de los minutos acrecentó esa sensación.
Marc Aguado (6): Cuajó 60 minutos de calidad, serios y solventes. Un día más volvió a destacar en su faceta más defensiva, pero creció con balón a lo largo del partido. Víctor Fernández le sustituyó cuando no tocaba.
Germán Valera (1): Fatal. Su fútbol se vuelve demasiado impredecible cuando juega por la derecha y capa completamente cualquier posibilidad de centro por su nula confianza en su pierna diestra. El mejor resumen de su partido es que solo tocó el balón en 24 ocasiones: desesperado.
Maikel Mesa (0): Libró una guerra individual y se olvidó de lo que verdaderamente importa, el colectivo. El Real Zaragoza no le encontró en ningún momento, pero sus intenciones nunca fueron buenas. Transmitió la sensación de estar desconectado, como si con él no fuera la cosa, y La Romareda acabó harta.
Iván Azón (8): Se inventó un partido a través de un destello con el Real Zaragoza en la lona, levantó a La Romareda y actuó como paraguas, pues libró al equipo de una sonora pitada al final. Fue el mejor, y eso que jugó en la banda hasta que Víctor movió el esquema.
Sinan Bakis (0): La película se repite con él. Ni está ni se le espera. Y la afición dictó sentencia con una bronca en el momento del cambio.
También jugaron:
Fran Gámez (5): Le dio al Real Zaragoza verticalidad, ritmo y claridad en los últimos metros, y aunque no fue su mejor partido, mejoró en el global al equipo de Víctor.
Jaume Grau (5): No entró nada mal al partido y, rápidamente, igualó la intensidad en el centro del campo. Víctor Fernández le ubicó de volante en el rombo que construyó en la segunda mitad, pero no aportó recorrido en parte por la nula intención del Real Zaragoza en ir a por el partido.
Adrián Liso (4): Desde el banquillo le marearon: en cuestión de 20 minutos jugó en tres posiciones diferentes. Y a él le faltó un punto de precisión para acertar. Es necesario verlo a pie natural y con mayor continuidad.
Akim Zedadka (SC): salió de carrilero izquierdo.
Lluís López (SC)
Entrenador:
Víctor Fernández (2): Su equipo careció de ambición en el cómputo general y él volvió a fallar en el planteamiento y en la lectura. La situación con Bakis no se sostiene y el único cambio ofensivo fue el de un juvenil. Cometió una gran irresponsabilidad quedándose sin cambios en el minuto 74 y las rampas finales de Moya y Jair así se lo hicieron saber. Desnortado.
