Después de 6 años de trabajos y 2,5 millones de euros, hoy la montaña aragonesa celebra la culminación de las obras del refugio de Cap de Llauset, el primero de la zona oriental de la provincia y el más alto de los guardados a cerca de 2.500 metros de altitud. Allí han estado Miguel Gracia, Esther Cereza y Luis Masgrau, como representantes de las tres instituciones -Diputación Provincial de Huesca, Ayuntamiento de Montanuy y Federación Aragonesa de Montañismo, respectivamente- cuyo acuerdo ha hecho realidad este proyecto en una de las zonas de alta montaña más espectaculares del Pirineo, a los pies de una serie de tresmiles que conforman uno de los extremos de las Maladetas y punto neurálgico para circuitos por los múltiples ibones que salpican este entorno.
Todos coincidieron en ver estas nuevas instalaciones como una respuesta a la creciente demanda creciente de usuarios y aficionados a los deportes en la naturaleza. A lo que Miguel Gracia ha sumado la firme defensa de la ganadería extensiva como elemento que ayuda a mantener el territorio en su sentido más amplio volviendo a apelar a «la complicidad entre el medio rural y el urbano, porque ambos se necesitan», ha reiterado.