HUESCA | Hablar de un amigo fallecido nunca es fácil. Más, cuando la muerte es producto de un accidente. Carlos Suárez murió el pasado 1 de abril cuando rodaba imágenes para una película. El mundo de la montaña se quedó en ‘shock’ porque Carlos, Carlitos, era una persona singular. Vehemente en sus ideas, ávido por aprender, por descubrir, pro activo. Carlos era madrileño y oscense de adopción. Su mujer, Myriam, es de Huesca capital y las paredes de Riglos eran especiales para un montañero genial.