HUESCA | Benasque se ha convertido en el corazón del Casademont Zaragoza durante estos días de pretemporada. En plena altitud pirenaica, el conjunto aragonés trabaja con intensidad física, táctica y emocional para construir un grupo fuerte de cara a una campaña cargada de objetivos: Copa del Rey, playoffs y Europa.
Lejos de ser una concentración rutinaria, el Sommos Hotel Aneto se ha llenado de bromas, risas y exigencia. Una combinación perfecta que refleja el clima que quiere implantar Jesús Ramírez, nuevo técnico del equipo, en su primera temporada al frente.
Novatadas, karaoke y una plantilla en construcción
Entre dobles sesiones de entrenamiento y ejercicios de alta carga, también hay tiempo para fortalecer el alma del grupo. Ocho jugadores de la cantera han sido llamados para reforzar esta primera fase, procedentes del recién creado equipo de Liga U. Sus nombres: Rubén Valero, Álex Moreno, Anthony Rodríguez, Juan García, Álvaro Cativiela, Carlos Alías, Limamou Faye y Sasha Savkov.
Y como manda la tradición, los más jóvenes tuvieron su “bautismo” en el hotel de concentración: micro en mano, pasaron por el karaoke entre las carcajadas de los más veteranos. Una sesión informal que demuestra que el compañerismo es tan importante como los sistemas ofensivos o las defensas alternativas.
Lucas Langarita: “Estoy aquí para ganarme el sitio y darlo todo”
Uno de los protagonistas en Benasque es Lucas Langarita, que esta temporada aspira a consolidarse en el primer equipo. Tras su cesión al Oviedo, el escolta zaragozano vuelve con madurez, ambición y un verano inolvidable a sus espaldas: debutó con la selección española absoluta tras pasar por la U20 y España B.
“Salir de casa y vivir solo me hizo madurar muchísimo como persona y jugador”, reconoce. “Ha sido un verano intenso, y debutar con la absoluta fue un orgullo. Me ha servido para reforzar la autoestima y afrontar con fuerza este nuevo reto”.
Langarita sabe que la competencia en el perímetro es alta, pero no rehúye el desafío: “Voy a pelear por los minutos con toda la fuerza del mundo. Jesús Ramírez me ha pedido intensidad defensiva y que juegue como lo que soy: un chaval de 20 años con hambre”.
Nueva etapa, nueva mentalidad
La llegada de Jesús Ramírez como técnico ha significado un nuevo punto de partida para todos. “Hemos conectado bien desde el principio. Ya me ha dejado claro qué quiere de mí y qué no”, explica Langarita.
Con respecto al grupo, el joven escolta también se muestra optimista: “Tenemos buena plantilla, con gente que continúa del año pasado y fichajes que nos van a aportar mucho. Hay un equilibrio interesante y mucho compromiso”.
Uno de esos fichajes es Devin Robinson, recién llegado tras superar el reconocimiento médico. Junto a él, se espera en las próximas horas la incorporación de Bell-Haynes, Joaquín Rodríguez y Joel Soriano, tras disputar la AmeriCup con Canadá, Uruguay y República Dominicana, respectivamente. También siguen fuera Santi Yusta y Marco Spissu, que se enfrentaron este martes en el Eurobasket con sus selecciones nacionales.
Copa del Rey, Europa y un objetivo compartido: competir
El club ha deslizado su ambición: estar en la pelea por la Copa del Rey y los playoffs. Para Langarita, eso no es presión, sino motivación: “Sería mi primera vez en la Copa y vamos a darlo todo para lograrlo. Cada partido cuenta y lo sabemos”.
Pero no solo eso. Europa vuelve a cruzarse en el camino de Casademont Zaragoza, y el ejemplo del Bilbao Basket —campeón continental la pasada campaña con un roster similar— les sirve de estímulo. “Hemos visto que si se trabaja bien, se puede llegar lejos. Con esfuerzo y un poco más, todo es posible”, concluye.
Aire puro, intensidad y equipo
La concentración en Benasque cumple su objetivo: poner a tono al grupo, construir sinergias y definir roles. Langarita, firme y entusiasta, deja claro que está preparado para el reto: “Aportaré intensidad, descaro y todo lo que el entrenador me pida para jugar. Eso nunca lo pierdo”.
Con una mezcla de juventud, experiencia y química en construcción, el Casademont Zaragoza 2025-26 avanza con paso firme y buen humor por las alturas del Pirineo. La temporada se acerca, y en el Sommos Hotel Aneto, empieza a forjarse algo especial.