Pero más allá del hecho de no haber podido conseguir la victoria, está el haber luchado hasta el final por ella. Jaime Castrillo y el Lizarte han intentado poner en jaque el dominio del que era el mejor equipo en tierras navarras, el Lotto-Soudal U23, o lo que es lo mismo, el filial del Lotto-Soudal, sí, los del World Tour, el equipo de Greipel, Wellens, Gallopin, De Gendt… La empresa era complicada, pero tras colocarse segundo en la etapa inicial la ambición estaba justificada. El golpe de mano lo dio Vanhoucke en Muskilda, donde venció en solitario y consiguió dar la vuelta a la general, remontando la desventaja de catorce segundos que traía del primer día y poniéndola en dos miserables y malditos segundos a su favor.
Hoy, en una etapa por encima de los 3.000 metros de desnivel, Lizarte lo ha intentado, Castrillo lo ha intentado, pero la maquinaria belga estaba bien engrasada y con todas sus piezas ajustadas. Misión imposible. Pese a ello, la valoración final es magnífica para el joven ciclista jacetano, que ha quemado una etapa más en su formación luchando cara a cara contra uno de los mejores equipos del panorama europeo. La victoria de Jaime Castrillo ha sido tutear al todopoderoso Lotto-Soudal.
Esperemos poder ver en más batallas como esta al poderoso ciclista jacetano. A principios de julio Lizarte estará en la salida del Giro Valle de Aosta, en los alpes italianos. Sería un buen escenario para ver actuar a Castrillo. Y a Samitier. Y a Barceló, porque la Fundación Euskadi también estará.