ZARAGOZA | Raúl Guti celebró sus 100 partidos con el Real Zaragoza con un gol que lo cambió todo. El Zaragoza perdió muchas cosas ante el Racing de Ferrol, pero ganó en el lugar esencial. En ese triunfo, Raúl Guti volvió a ser un jugador imprescindible, un capitán sin brazalete. El canterano abarcó terreno, se ofreció, animó y aplaudió a sus compañeros. No jugó siempre bien pero siempre estuvo. Y a los 25 segundos del encuentro en A Malata, marcó el gol que le guardaba la suerte. Fue en una acción que empezó y acabó con él, en una fotografía que recordó a otras que han marcado su relato.
Raúl Guti siempre fue un futbolista con sentido histórico, con duende y un ángel especial. Lo mostró hace un mundo, en su estreno en La Romareda. Entonces marcó un gol de interior que descubrió su mejor condición. Es un mediocampista de corte inglés, con vistas a la portería rival. Llegador por naturaleza, el fútbol le obligó a abandonar su casa. Y en Elche jugó en Primera División pero nunca pudo ser tan feliz como aquí. Por eso volvió dos veces. Porque en el fondo nunca se había ido.
Raúl Guti, puro zaragocismo
Su segunda etapa en La Romareda quedó marcada por una lesión muy dolorosa. A un paso de marcar, el palo escupió su disparo y el choque que llegó después le provocó una fractura en la rótula. El propio jugador definió aquel golpe como el estallido de un cristal: “Pobre del que quiera robarme la ilusión”, dijo en el inicio de su recuperación, en una frase que no pudo ser más blanquilla. Y aunque volvió a jugar en Elche hizo todo lo posible por regresar al Real Zaragoza en cuanto se presentó la oportunidad. Fue en el último día de mercado, en un movimiento que activó él mismo.
Raúl Guti ha sido más líder que nunca desde entonces. Guiado por sus colores, se convirtió en una referencia en el vestuario, en un jugador capaz de reunir al grupo. Abrumado por los sentimientos, en un momento de dificultad quiso hacer muchas cosas en muy poco tiempo. Quiso gobernar el juego, abarcar terreno y ganarle la carrera al miedo. Lo consiguió en el día de la verdad, en el lugar que siempre pareció su sitio. Hecho de una fibra distinta y de puro zaragocismo, a Guti siempre le sentaron bien las grandes fechas.
El día de su centenario, marcó en A Malata el gol que le debía el fútbol.