MÚNICH | En el Allianz Arena esta noche no solo se juega una final. Se disputa un momento histórico entre dos generaciones del fútbol mundial, entre un hombre que lo ha ganado todo y un adolescente que quiere ganarlo todo. Cristiano Ronaldo (40 años) y Lamine Yamal (17) se cruzan, quizá por primera y última vez, en un duelo que trasciende lo competitivo para instalarse en el terreno de lo simbólico.
Cuando Cristiano descansaba en Madeira en julio de 2007 tras una temporada consagratoria en el Manchester United, Sheila Ebana daba a luz en Esplugues de Llobregat a Lamine Yamal. Desde entonces, dos vidas separadas por más de 20 años se fueron tejiendo de forma paralela hasta encontrarse sobre el césped de Múnich, en una final de la Nations League que huele a legado y futuro.
Un encuentro marcado por los extremos
El portugués llega a esta cita con 137 goles en partidos internacionales y con la ambición intacta de levantar su tercer título con Portugal tras la Euro 2016 y la primera Nations League en 2019. Fue él quien anotó el gol decisivo contra Alemania en semifinales (2-1), prolongando una carrera cuya vigencia desafía toda lógica.
En el otro lado, Lamine Yamal ha sido el gran protagonista de España, liderando con 17 años una selección que busca repetir el título de 2023. Marcó dos goles clave en la agónica victoria frente a Francia (5-4) en semis y fue elegido MVP del partido, confirmando que no es solo promesa, sino presente.
«El chico está haciendo muy, muy bien. Pero pido que lo dejen crecer tranquilo, sin tanta presión, por el bien del fútbol», declaró Cristiano en rueda de prensa sobre el joven español. Una mezcla de respeto, advertencia y legado que eleva aún más el contexto del encuentro.
Dos caminos, mismos orígenes
Cristiano Ronaldo creció en Madeira, en condiciones humildes, sin recursos, pero con una determinación fuera de lo común. Su historia está llena de gestos que lo humanizan, como cuando no fue premiado como mejor jugador en un torneo juvenil para evitar que su familia, muy pobre, tuviera que viajar. Aquel chico ya era distinto, y lo demostró.
Lamine Yamal nació en Rocafonda, un barrio de Mataró marcado por la pobreza, hijo de madre ecuatoguineana. Su talento fue tan evidente que el Barça lo captó muy pronto, aunque en su barrio muchos no sabían ni que era culé. Hoy, su camiseta con el dorsal 19 de España arrastra cifras récord de ventas en todo el mundo, especialmente entre los jóvenes.
Mismo escenario, distintas épocas
Cristiano Ronaldo ya jugó una semifinal en el Allianz Arena: fue en el Mundial 2006 ante la Francia de Zidane. Perdió. Esta semana, Lamine Yamal venció en ese mismo estadio a la Francia de Mbappé, marcando un gol antológico y repartiendo cuatro asistencias en lo que muchos ya consideran su carta de presentación definitiva al Balón de Oro.
Mientras el hijo mayor de Cristiano apenas tiene tres años menos que Yamal, el joven extremo del Barça ya es la cara visible de una nueva España, natural, veloz y sin complejos.
El partido de la transición
Esta final no solo define un campeón. Puede suponer el último gran baile de Cristiano Ronaldo con su selección y el primer título absoluto de Lamine Yamal como líder indiscutible. No hay más encuentros programados entre ambos. No hay margen para otro cara a cara.
Portugal busca cerrar el círculo con una generación eterna liderada por CR7 y dirigida por Roberto Martínez, mientras Luis de la Fuente quiere hacer historia con la primera selección que ganaría dos veces consecutivas la Nations League.
El fútbol pocas veces ofrece guiones tan cargados de emoción, historia y simbolismo. Hoy no se juega solo una copa. Se juega un cambio de era.