ZARAGOZA | Hay formas y formas de caer. La imagen ofrecida esta noche por el Real Zaragoza en el cierre del curso ante el CD Castellón (4-1) fue sencillamente para olvidar. Ninguno de los dos equipos se jugaba nada, más allá del orgullo de terminar con dignidad la temporada, pero ni siquiera eso logró el conjunto zaragozano. El Castellón saltó al césped con voluntad y ambición, y eso se notó desde el primer minuto hasta el último. El equipo de Gabi fue arrollado desde que el balón echó a rodar, encajando un gol nada más comenzar el partido y firmando una primera parte para el olvido, en la que recibió cuatro tantos sin apenas respuesta.
El conjunto blanquillo -hoy con la tomate- estuvo noqueado durante toda la cita, sin respuestas en ataque y exhibiendo una negligencia defensiva que bien le pudo costar un saco de goles extra. Los maños jugaron un duelo en el que se mostraron todas las carencias del equipo al unísono, sin pegada, sin protagonismo y dejando espacios por doquier a un Castellón que manejo como a un títere a un Real Zaragoza al que el tiempo le corría hacia adelante, esperando que llegara el final del castigo cuanto antes. Más allá de eso, queda por ver el alcance de la lesión de Pau Sans, quien fue cambiado en el 75′ por Hugo Pinilla tras sufrir una luxación en el codo.
Para este último duelo, Gabi Fernández apostó por salir con una 4-3-3 inédita durante todo su curso como entrenador blanquillo con Femenías, Calero, Vital, Jair, Clemente; Francho, Moya, Guti; Aketxe, Bazdar y Arés.
Muchos no tuvieron tiempo a sentarse en sus butacas cuando Raúl Sánchez, a pase de Cala, hacía el primero tras un centro lateral mal defendido, que remataba con suma facilidad en el minuto 2, poniendo la primera losa para el cuadro maño, que obviamente no había salido con la intensidad requerida al duelo. No contento con ello, el Castellón lo siguió intentando con Mabil, que intentaba sorprender a Femenías con un tiro raso muy centrado que no suponía un problema real, pero seguía dejando constancia de que los locales habían salido mucho mejor al verde.
La banda derecha del Castellón empezó a ser un auténtico quebradero de cabeza tanto para Arés como para Clemente, que no podían parar al dúo Camara y Sánchez, que jugaban a las mil maravillas. Sin embargo, lo que más preocupaba era la inacción del conjunto maño, que no se había acercado prácticamente a la portería de Amir, inédito hasta el momento. Y, de hecho, en una de esas jugadas por banda llegó el segundo del Castellón, cuando Mabil dejaba de cara un buen balón a Lottin que la ponía en dos toques para que Raúl Sánchez cogiera el balón a bote pronto y enganchara una buena volea para hacer el segundo en el 16′, una nueva negligencia en la defensa visitante, que parecía que ya estaba pensando en las vacaciones de junio.
Con la segunda piedra en la espalda, el Real Zaragoza intentó estirarse y hacerse con el balón. Cosa que no había hecho en todo el encuentro hasta el momento y trataba ahora por medio de cambios de orientación hacer daño a un Castellón que le costaba replegar a la espalda para empezar, poco a poco, a sacar algo de petróleo, aunque sin peligro real. No obstante, todo saltó por los aires con el tercero del cuadro valenciano. Y es que tras un despiste de la zaga del Real Zaragoza, Mabil le volvía a comer la tostada a Clemente con un autopase y ponía el centro atrás para que, Moyita, entre cuatro defensores maños, metiera la puntera e hiciera el tercero de forma calcada a los dos anteriores, ante un conjunto zaragozano que volvía a tropezar por tercera vez con la misma piedra.
En los últimos minutos, la única credencial en ataque del Real Zaragoza fue un tiro de Aketxe a la desesperada, mientras que el Castellón salía como quería y llegaba como quería, sacando el balón desde su propia portería hasta llegar a la meta de Femenías con total parsimonia y tranquilidad, digno de una jugada combinada de entrenamiento. Al filo del descanso, la tragedia se consumó. Cala marcó el cuarto gol tras una buena jugada combinada con Mabil, que le devolvía el balón para que marcara con un buen disparo de interior al palo largo de Femenías, que poco podía hacer más que resignarse. Una primera parte infame y sin defensa, tampoco argumentos en ataque. No jugarte nada no significa regalar un partido.
La segunda parte
La cara de Gabi al salir al campo tras el descanso resumía todo: serio, furioso e incluso avergonzado por la imagen mostrada en Castalia. Volviendo al juego, el encuentro arrancó con una ocasión para el Castellón, en una internada de Camara que se paseaba por todo el área pequeña del Real Zaragoza pero que no lograba rematar ningún local para el beneficio maño. Tras esta acción, poco ocurrió en los próximos minutos, más allá de un centro de Aketxe que se envenenó.
En busca de mejorar al equipo, Gabi introdujo a Dani Gómez por Bazdar, Liso por Clemente y Sans por Guti, dejando la misma formación, pero metiendo jugadores más ofensivos. De todas formas, el que volvió al ataque fue el Castellón que rozó el quinto, que finalmente fue anulado por fuera de juego a falta de 30 minutos para concluir el partido y una temporada que no podía acabar de peor forma para el Real Zaragoza.
No obstante, cuando más aletargado estaba el Zaragoza, Bazdar se encontró un balón que recibió de espaldas y acabó forzando un penalti del guardameta local, que le arrollaba tras un recorte del bosnio en el área. Sin desperdiciar la ocasión, Dani Gómez marcaba el 4-1 de penalti para decorar el marcador. Y la peor noticia llegaba para el Real Zaragoza en forma de lesión, pues en el 73′ Pau Sans tenía que abandonar el terreno de juego por una lesión en el codo, aplaudido por Castalia. Entraba en su lugar Hugo Pinilla, una de las perlas de la cantera zaragocista que debutaba con el primer equipo.
En los últimos compases, el Castellón volvió a perdonar el quinto en varias ocasiones con jugadas idénticas, en las que Mabil entraba absolutamente solo ante Femenías, y en otras en las que el propio Calavera o Cipenga se colaban por dentro para hacer lo que querían, topándose de nuevo con el meta visitante. También tuvo su oportunidad de lucirse Gonzalo Crettaz en su último partido como portero del Castellón, que hizo una parada casillesca ante un pase de la muerte que Aketxe solo tenía que empujar. Sin mayor historia, el partido acabó 4-1 y la larga temporada, también. Menos mal que el partido no servía para nada, porque la imagen maña fue bochornosa.