ZARAGOZA| Dani Gómez encarna la más continuada de las dudas en el Real Zaragoza. Desde que recaló en la entidad zaragocista, el juego del ‘9’ se describe a través de una incontestable dualidad en la que ha mostrado sus mejores registros, así como sus debilidades más palpables. Siendo una apuesta personal de Juan Carlos Cordero, llegó a Zaragoza en el mercado invernal, y su escasa continuidad como titular ha favorecido ese sentimiento de duda.
Sus minutos más productivos se dieron en sus inicios donde, sin hacer excesivo ruido, veía portería con cierta facilidad. Anotó en su primer día, fue expulsado en el segundo y, volvió a marcar un par de jornadas después. En esos partidos, el madrileño dejó destellos de un delantero diferente, móvil y dinámico. Sin embargo, aparcó la efectividad y su fútbol se fue apagando hasta casi desaparecer del panorama ofensivo. Todo cambió ante el Cartagena, cuando su testa desató el delirio zaragocista en La Romareda, en un encuentro que pudo suponer más de media permanencia. A pesar de ello, la escasa continuidad del punta le hace regresar al punto de inicio en una escena repleta de futbolistas.
Dani Gómez cuenta con cuatro participaciones de gol en una docena de encuentros. Si bien pueden parecer unos números aceptables en la categoría, no refrendan un juego altamente determinante sobre el campo. No obstante, sus 26 años de edad evidencian un más posible desarrollo en su fútbol, pues dispone de capacidades para erigirse como un delantero definible a través de esas características que ahora solo muestra a cuentagotas.
Revulsivo de oro
A pesar de no incidir de manera directa en muchos partidos, ha generado el 75% de sus contribuciones saliendo del banquillo, lo que le otorga una etiqueta de revulsivo muy presente en varios futbolistas de la zona de ataque.
*Artículo escrito por Javier Aragón