HUESCA | El portero del Huesca, Dani Jiménez, ha dejado atrás uno de los episodios más duros de su carrera y ya vislumbra su regreso a los terrenos de juego. En una rueda de prensa celebrada en plena pretemporada en Benasque, el meta sevillano de 35 años ha confirmado que, si todo va según lo previsto, la próxima semana recibirá el alta médica y podrá entrenar con normalidad. “Ojalá pueda tener esa alta deportiva que tanto deseo. Si todo va bien, a final de mes estaré 100 %”, afirmó con una mezcla de ilusión y alivio.
El guardameta azulgrana sufrió el pasado 19 de abril una subluxación traumática en el codo izquierdo, acompañada de una lesión parcial de los complejos ligamentarios, una dolencia que lo apartó del tramo decisivo de la temporada y lo obligó a comenzar un proceso de recuperación largo, doloroso y, sobre todo, emocionalmente exigente.
Dani Jiménez no ocultó que ha vivido semanas muy duras tras la lesión. “Me encerraba prácticamente en casa. No había rincón que no tuviera una lágrima”, confesó. Durante los primeros días, llegó a pensar que aquel podría haber sido su último partido como profesional. “Temí que fuera el último. El brazo no me respondía, estaba prácticamente muerto. Afortunadamente, los análisis dijeron que era menos de lo esperado”.
Ese miedo inicial dio paso a un proceso de rehabilitación que, según sus propias palabras, ha sido incluso más dura que la lesión en sí. “Se me había encapsulado el codo y no podía moverlo. La movilidad era muy limitada. Ha habido que trabajar muchísimo para ampliar ese rango”, explicó. Pese a todo, asegura que esta etapa también le ha servido para crecer como persona y como profesional. “Muchas veces, por la rutina, no llegas a disfrutar. Ahora valoro cada paso, cada ejercicio. Me ha reforzado anímicamente y quiero aprovechar esta nueva oportunidad”, añadió.
Dani Jiménez y la ilusión por volver… y rendir
Aunque aún no ha podido entrenar con el grupo, sí ha comenzado a hacer trabajo individual y táctico para asimilar los conceptos del nuevo entrenador, Sergio Guilló. Su intención es clara: competir cuanto antes por un puesto en el once. “Cuando me den el alta, soy uno más. Quiero demostrarle al míster que puedo estar, incluso en la pretemporada”.
Con contrato hasta 2027, Jiménez no sabe si esta será su última temporada en El Alcoraz, pero sí tiene claro que la vivirá como si lo fuera. “Quiero disfrutar cada paso, como si fuera el último. Hay cosas que antes no valoraba, y ahora sí. No sé si será mi último año, pero sí sé que quiero dar lo mejor de mí”.
Veterano del vestuario, Dani se ve con fuerzas no solo para competir, sino para guiar a los nuevos fichajes y transmitirles el ADN del club. “Hay que hacerles ver lo que es representar al Huesca, lo que significa esta camiseta, lo que representa para la afición. Somos un club humilde, pero con ambición. Si cada uno aporta, podemos hacer un gran año”. Su mensaje al grupo es claro: trabajo, constancia y mentalidad. “Nada es casualidad. A veces los resultados no llegan al momento, pero trabajando siempre hay premio. A los jóvenes hay que inculcarles eso, que sumen cada día”.
Balance positivo pese al final
El portero también quiso hacer balance de la pasada temporada, que terminó con un sabor agridulce por no alcanzar el ‘play-off’. Aun así, se mostró orgulloso del rendimiento del grupo. “El final no fue el esperado, pero el año fue muy positivo. El club ha crecido, tenemos más de 4.000 socios. Eso significa que algo bueno se hizo. Debemos mantener esa base entre equipo, afición y resultados”.
Dani Jiménez encara ahora una nueva etapa, posiblemente la más especial de su carrera. Y lo hace con la convicción de que todavía queda mucho fútbol en sus guantes. “A veces me obsesiono con rendir, rendir y rendir. Pero ahora quiero compartir más, disfrutar más, ayudar más. Así también rendiré más”, concluyó.