ZARAGOZA | En Anoeta Dani Tasende volvió a suspender su examen en el lateral, alocado e impreciso, siempre precipitado. Su fútbol, que se explica desde la generosidad y la voluntad, es puro impulso. Y, por tanto, carece de toda lógica. Se resuelve con una idea: a veces, lo mismo que Tasende te da, Tasende te lo quita.
En Anoeta volvió a ser un elemento de profundidad, capaz de ganar la línea de fondo hasta en cinco ocasiones. No acertó entonces en el pase definitivo, quizá precipitado, con muchas ideas en la misma cabeza. Importante en campo contrario, sus errores se concentran en el otro lado de la moneda. Precisamente ahí, en el lateral, si alguna vez fue un defensor ya ha dejado de parecerlo. Indomable y original, nunca piensa dos veces. Y parece tan hábil para sorprender en ataque, como descuidado en los retornos y los repliegues.
Dani Tasende, otra vez
En Anoeta volvió a aparecer en la fotografía del gol. Lo hizo en un error en cadena, en el que siete futbolistas llegaron a estar por delante o a la misma altura que la pelota. Tasende, lateral opuesto al lugar en el que estaba el balón, era el tercer futbolista más adelantado. El grupo entero quedó mal parado tras la pérdida, a un mundo de poder interrumpir la contra. Pero quien más lejos pareció de su marca fue Tasende y la coincidencia no fue casual: Ochieng tuvo tiempo y espacio para ejecutar su vaselina.
Salvaje y desbocado, Tasende es capaz de desordenarlo todo, en lo bueno y en lo malo. Con pie para ser un mediocampista y con poco rigor para ser un lateral, su fútbol es un caos que no siempre sabe controlar. Racial en todas sus reacciones, si fuera tenista no aguantaría un set sin romper su raqueta. Tampoco sin celebrar con la grada un punto intrascendente.
Con alma de enganche, ha pasado el tiempo suficiente en Zaragoza como para que su juego empiece a evolucionar en el plano defensivo, donde se concentran todas sus sombras. Si lo hace, en ataque seguirá produciendo con naturalidad, en una sociedad con Sebas Moyano que le puede dar mucho al Zaragoza. Si no lo consigue y no abrocha sus cadenas, Tasende perderá su lugar. Y quedará en la memoria como un lateral que nunca fue. Tan irreverente, genial y anárquico como confuso y lunático. Alguien que te puede quitar después lo mismo que te ha dado poco antes.