Este sábado, a las 20:15 horas, el Palacio de los Deportes de Huesca volverá a ser el escenario de un duelo que marcó una época: el Club Baloncesto Zaragoza y el Peñas Huesca se ven las caras más de dos décadas después de su último enfrentamiento oficial. Será en el marco de la Copa España, competición que sirve de estreno a la renovada Segunda FEB, y lo hará con el inconfundible aroma de los grandes clásicos.
Durante los años 80 y 90, este enfrentamiento era mucho más que un partido de baloncesto. Reunía a miles de aficionados, llenaba pabellones y generaba una expectación que trascendía lo deportivo. Zaragoza y Huesca vivían estos encuentros como auténticas fiestas, con una intensidad y un sentimiento de pertenencia que difícilmente se olvida.
Ahora, 23 temporadas después, el derbi regresa para emocionar a una nueva generación y para hacer que muchos aficionados veteranos vuelvan a sentir aquella chispa única que solo se encendía cuando CBZ y Peñas coincidían en la pista.
Un clásico renovado, pero con la misma pasión
Ambos equipos afrontan esta nueva etapa con plantillas prácticamente renovadas. El CBZ, que logró el ascenso la pasada temporada, ha realizado una profunda transformación de su vestuario, con varias incorporaciones de nivel y un proyecto que quiere asentarse en la categoría sin renunciar a nada.
Por su parte, el Peñas Huesca, que rozó el ascenso el curso pasado, también presenta un bloque nuevo, ya que solo tres jugadores continúan respecto al año anterior. El equipo oscense mantiene su ambición intacta, con el objetivo de pelear por todo en una competición que se presenta igualada y exigente.
Este choque inaugural servirá no solo para testar el estado de ambos proyectos, sino también para recuperar ese espíritu competitivo que convirtió este derbi en uno de los más emocionantes del baloncesto nacional.
Expectación máxima en el Palacio de los Deportes
La respuesta de la afición no se ha hecho esperar. Se espera una gran entrada en el pabellón, con seguidores llegados tanto desde Zaragoza como de la propia capital oscense. La ilusión por volver a vivir este partido ha contagiado a las dos ciudades, que sueñan con una temporada vibrante en la Segunda FEB.
El ambiente será especial: no hay puntos en juego en la liga, pero sí algo más importante —el orgullo y la historia. Porque este partido representa la memoria de un baloncesto aragonés que durante muchos años estuvo entre la élite y que ahora lucha por volver a ser protagonista.
Tradición, rivalidad y presente compartido
CBZ y Peñas Huesca no solo compartirán grupo esta temporada, sino que volverán a enfrentarse en más de una ocasión a lo largo del curso. Pero este primer duelo es especial, porque no es solo una cita deportiva: es una mirada al pasado, un homenaje a décadas de baloncesto, y al mismo tiempo, una declaración de intenciones de futuro.
El regreso del derbi aragonés es también una oportunidad para poner en valor el trabajo de cantera, el compromiso de los clubes con sus ciudades y el papel del deporte como elemento cohesionador de identidades.
Este sábado, cuando el balón se lance al aire en Huesca, no solo comenzará un partido: se abrirá un capítulo nuevo en una rivalidad legendaria.