El Balonmano Dominicos Zaragoza se quedó a un suspiro de ser campeón de España cadete. En un CDM Perico Fernández abarrotado, los chicos de Carlos Colomer protagonizaron un encuentro vibrante y cayeron por 36-37 frente al Barcelona Cadete B en una final que se resolvió en los últimos segundos. Pese al dolor del desenlace, el subcampeonato nacional tiene un valor incalculable para un equipo que no deja de crecer y que acumula ya cuatro medallas estatales en solo tres años.
Una batalla de tú a tú frente a un gigante
El partido fue una auténtica montaña rusa de emociones. Dominicos, que ya había derrotado al Barça en la fase de grupos, mandó en el marcador hasta el minuto 35, mostrando una intensidad, orden y ambición dignas de campeón. Sin embargo, el conjunto catalán —de primer año pero con nivel de alto rendimiento— logró igualar el partido y ponerse por delante a falta de diez minutos para el final.
Desde entonces, la renta fue mínima, con un solo gol de ventaja para los azulgranas, mientras el equipo aragonés lo dio todo para forzar el empate. Incluso tuvo bola para empatar en el último minuto, pero la bocina sonó con el marcador en contra y los jugadores cayeron al suelo, emocionados, conscientes de haber rozado el cielo.
Un equipo que ya es referencia en España
La derrota no eclipsa la brillante trayectoria de este grupo, que en los últimos tres cursos ha conseguido el oro infantil (22/23), plata infantil (23/24), bronce cadete (23/24) y ahora esta nueva plata nacional. Además, este segundo puesto llega superando al mismísimo Barça A, lo que refuerza aún más el mérito.
El Dominicos ha demostrado estar a la altura de los mejores clubes de España, y desde la entidad se señala la necesidad de apostar por un modelo de rendimiento más profesional, con dobles sesiones de entrenamiento, para dar el salto definitivo y consolidarse en la élite.
Zaragoza vivió una final para el recuerdo
El torneo, celebrado por primera vez en la capital aragonesa, encontró en el CDM Perico Fernández (Salduba) el escenario ideal para una final histórica. Las gradas se llenaron para empujar al equipo local, que respondió con entrega total y dejó claro que el balonmano aragonés tiene presente y mucho futuro.