La temporada del UD Barbastro tendrá su capítulo más importante en las próximas dos semanas. El equipo del Somontano deberá defender su plaza en Segunda RFEF frente a la Unión Montañesa Escobedo, en una eliminatoria a vida o muerte en la que el perdedor caerá de forma automática a Tercera Federación.
El sorteo celebrado este lunes en la RFEF ha evitado los emparejamientos más temidos, como los que podían cruzarle con el Real Madrid C o el Villanovense, y le ha emparejado con el conjunto cántabro. La ida se disputará el 10 o 11 de mayo en Camargo, con el encuentro de vuelta en Barbastro una semana más tarde, en un Municipal que se espera lleno hasta la bandera.
De la fiesta copera al abismo del descenso
Pocos clubes han vivido un año tan extremo como el Barbastro. Si el arranque de temporada estuvo marcado por la euforia de repetir Copa del Rey ante el FC Barcelona, el tramo final ha sido una lucha permanente por evitar el descenso. El equipo dirigido por Dani Martínez ha remado contracorriente durante toda la campaña, compitiendo con dignidad pero sin terminar de encontrar la regularidad necesaria.
En la última jornada, un empate sin goles en Ejea les permitió alcanzar los 40 puntos y asegurar el 13º puesto del grupo II, que marca la zona de promoción de descenso. Un pequeño alivio que permite soñar con la salvación, pero con el billete aún por sellar.
Un formato exigente y sin red
La Segunda RFEF no perdona. Con solo 18 equipos por grupo, hasta seis plazas están destinadas a perder la categoría: cinco descensos directos y un sexto a través de promoción. Esto convierte la salvación en una empresa durísima, y más en un año donde las diferencias han sido mínimas.
El cruce frente al Escobedo se presenta igualado y cargado de tensión. No hay red. No hay repesca. Quien gane sigue en Segunda. Quien pierda, desciende.
Refuerzos, carácter y fe: las armas del Barbastro
El Barbastro ha intentado blindarse para este momento. Durante el mercado invernal incorporó hasta siete futbolistas nuevos con el objetivo de dar un salto de competitividad. Esa apuesta le ha permitido llegar con vida al final del curso, pero ahora toca el último esfuerzo.
El equipo ha mostrado carácter en los tramos decisivos, arrancando resultados claves como el empate en Ejea o la victoria frente al Sestao hace unas semanas. La afición, por su parte, ha mantenido la fidelidad y se espera que juegue un papel fundamental en el duelo de vuelta, donde el factor emocional puede marcar la diferencia.
Escobedo, un rival con oficio
El Escobedo, por su parte, llega desde el grupo I y lo hace con el impulso de haber terminado también en decimotercera posición. Acostumbrado a pelear en campos complicados, el cuadro cántabro es rocoso, aguerrido y con experiencia en eliminatorias de tensión máxima.
No será fácil. Pero tampoco lo fue la temporada y el Barbastro ha demostrado que sabe competir cuando se aprieta el marcador.