Esta temporada ha significado la vigésima del club. Corta historia. Sin duda desproporcionada con tantos logros en tan poco tiempo. No es fácil abordar desde la pasión por una afición su profesionalización, de dotarle año tras año de una estructura cada vez más compleja. Pero allí está. Si la pasada fue la de alcanzar cotas insospechadas, la actual ha sido la de ser equipo en competición europea: el primero que lo consigue con el sello de Huesca capital. Y por eso, Giné sacó músculo a su forma. Deslizándolo. Y quien quiera entender que lo entienda. Calificó de “agridulce” la temporada por las lesiones. Más que una coartada fue la dura realidad. Nolasco, el técnico, ni se acuerda cuándo ha sido zarandeado por lo que todo deportista teme. Quizá de ello compartió confidencias con uno de los grandes de este deporte, Fernando de Andrés, “El tigre”, tras los postres.
La confianza en el míster sigue siendo absoluta en el club
Ha renovado por una temporada más. Si todo va bien le quedan por delante dos campañas. Y la directiva le pondrá otra vez la mejor plantilla posible. El bosquejo de lo que será el BM Huesca 2015/16 pinta bien. No hay ningún nombre confirmado. Pero la portería será para el ex Granollers Pejanovic, vendrán jugadores como otro ex Granollers Albert Pujol, Martín Ariel, Oier García, Álvaro Cabanas a un equipo que recuperará a Eloy González y en el que ya no estarán Carlos Molina, Ander Ugarte, Toño Cartón, Savic, Pablo Hernández ni Ancizu.
Precisamente, en el hasta ahora capitán se detuvo Pachi Giné. Ya compartió rueda de prensa en la comunicación oficial de su despedida. Y el viernes, pese a que por motivos laborales el asturiano no pudo asistir a la cena, el presidente elogió su figura respondida por aplausos por todos los asistentes. El nuevo BM Huesca se construye, además, desde “la exigencia”, subrayó Pachi Giné. En este sentido recalcó que ”lo importante es el club”. “Las personas pasan –añadió- pero el club permanece”. Ahora toca rearmarse para una próxima campaña donde el listón seguirá siendo muy alto. Es lo que tiene haber rozado el cielo, que a nadie le gusta bajar de allí.
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