ZARAGOZA | Gabi Fernández prescindió el lunes de Samed Bazdar y lo dejó intacto, sin minutos ante el Albacete. Ni siquiera recurrió a él en la recta final, cuando el partido estaba para un detalle o una genialidad, dos herramientas que están al alcance del bosnio. En su lugar, escogió a Valery Fernández o Mario Soberón como relevos. Creyó también que Dani Gómez podía tener una vida extra en el partido, incluso cuando parecía desfondado, sin reservas en su bolsillo. Y ante el atasco general no eligió al futbolista más preparado para resolver el laberinto.
La elección del técnico pareció difícil de explicar desde todos los puntos. El partido requería la presencia de un jugador distinto, que pudiera romper las filas del Albacete desde el talento y la sutileza. Inspirado, con goles en este inicio y el punto de explosividad que le faltó en el final del curso pasado, Bazdar podía llegar al partido para cambiarlo. Sucede que la consideración que Gabi Fernández ha mostrado hacia el bosnio siempre ha parecido menor que la de la mayoría de los zaragocistas. Tampoco se ajusta a la apuesta que el club realizó por él.
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Samed Bazdar y Gabi Fernández, una relación especial
En un curso en el que tuvo que adaptarse a tres entrenadores, Bazdar pareció más incomprendido que nunca a las órdenes de Gabi Fernández. Le envió a una guerra sin cuartel, misionero del fútbol directo. Allí, sin acompañamiento ni contacto con el balón, Bazdar se enfrió primero y se desquició después. Buscó jugadores que hablaran su lenguaje, pero los encontró siempre a un mar de sus pies, a un mundo de su juego. Quizá el mejor ejemplo de este curso llegó ante el Castellón, en su única titularidad. Bazdar cerró el partido con solo 6 intervenciones en toda una parte. En un contexto que Gabi nunca escribió para él.
El rumor de una salida
Durante el verano, se llegó a temer por una salida. Ese escenario no pareció próximo y hubiera sido especialmente doloroso para todos aquellos que avalaron su apuesta y para los que creen en su talento. Pero debajo de esa hipótesis, había una sospecha. El Real Zaragoza cambió el «no se contempla la salida de Samed» por «contamos con él». La diferencia semántica entre una idea y otra se traza a través de un concepto: el precio.
En un equipo sin vacas sagradas, Samed Bazdar tampoco era intransferible, pero las ofertas que llegaron estaban lejos de las pretensiones del club: “creemos que es un jugador con proyección en el Zaragoza, que se va a revalorizar y al final no deja de ser una operación de negocio”, explicó Fernando López en una entrevista en El Periódico de Aragón. Esa explicación servía para justificar la compra del 100% de sus derechos, en un acuerdo que se escribió en el intervalo que va desde octubre a noviembre de 2024. Pero contemplar como un modelo de negocio a un proyecto de futbolista puede parecer casi una consideración menor. Sobre todo si se mira este deporte desde una perspectiva romántica, que es otra forma de decir ingenua.
Dos versiones de la historia
Sobre Bazdar planearon varias versiones diferentes y, fundamentalmente, una carrera de contrastes. Ofreció imágenes tan dispares como entrenadores tuvo en el curso pasado. Pero hoy, con esa inspiración que no llegó a recobrar después de su lesión, su ausencia parece difícil de justificar. En este primer mes de competición ya se ha estrenado dos veces, con su equipo y también con su selección. Un argumento suficiente para darle más confianza en un equipo huérfano de gol.
En la relación con Gabi planea una conversación de verano, en la que el técnico le confesó que era importante pero no imprescindible. “Nadie es titular por decreto”, recordó dos veces cuando habló de él ante los medios. Aceptando esa premisa cuesta creer que ante el Albacete no le considerara ni como suplente. También que en cinco partidos solo haya jugado 97 minutos (en torno al 20% del tiempo), sumando los descuentos que nadie tiene en cuenta.
Gabi Fernández alcanzará la sexta jornada con la urgencia y la necesidad de vencer por primera vez. Sin calidad para sus últimos remates, el fútbol le ofrece una pista: ante el Ceuta se espera que le ofrezca tiempo y un contexto al talento de Samed Bazdar.
Yo confié en Gabi, y de hecho estoy convencido que fue el artífice de la permanencia el pasado año, pero cuando un entrenador empieza por no conocer lo que de bueno tiene en la plantilla, eso ya no me gusta tanto y ya me hace dudar de que él sea el entrenador que necesita en estos momentos nuestro Real Zaragoza. Cuando tras una pretemporada brillante el mejor jugador de la misma, que fue Saidu, no aparece en la alineaciones en las primeras jornadas ese es un indicio de que Gabi quizá no tenga las condiciones suficientes para sacarle todo el jugo a nuestra plantilla. Creo que el partido de Ceuta es clave. Otra derrota ante otro de los ascendidos, demostraría definitivamente que este equipo no sabe a qué juega. Y eso tendría un responsable claro. Quizá, como dijo él en su primera entrevista nada más llegar, es un motivador nato pero no un entrenador de garantía para nuestro equipo.