ZARAGOZA | Gabi Fernández tocó las teclas adecuadas y se ganó al zaragocismo desde su primera rueda de prensa. Líder ya como futbolista, popular en el buen sentido de la palabra, la salvación pasa por sus famosas cuatro patas. Ninguna tan importante como La Romareda y su gente. Cholista por convicción, Gabi está sufriendo mucho en su primer paso por los banquillos.
Seguramente el trayecto ha sido más complejo de lo que esperaba, más lento de lo que había previsto. E incluso el desgaste parece ya visible, porque el tiempo en Zaragoza es un reloj de arena y dos meses en La Romareda son más que en cualquier otro lugar. El balance de la jornada pareció simple. Una derrota más y con una jornada menos, la salvación está en la mano de su Real Zaragoza. En lo bueno está lo malo y en lo malo está lo bueno: depende de sí mismo.
El mensaje de Gabi Fernández
En el regreso desde Oviedo, una imagen emocionó a los zaragocistas que habían acompañado al equipo en El Tartiere. En un punto del trayecto, en un área de servicio, coincidieron el bus de los aficionados y el de los jugadores. Gabi Fernández subió al autobús y eligió dar un mensaje de ánimo, que el público aplaudió y agradeció:
“Muchas gracias por todo. Sé que estáis jodidos, pero el domingo lo vamos a sacar”.
Acostumbrado ya a dar con la tecla emocional, Gabi enmendó el error del Ciudad de Valencia. Entonces no se acercó a saludar al millar de aficionados que había viajado hasta allí, a pedir perdón por la afrenta. Dolido por la derrota y casi conmocionado por las formas, su entorno pensó entonces que no había entendido la petición de la hinchada. Gabi decidió que no le volvería a pasar.
En el regreso de Oviedo, el técnico aprovechó el encuentro entre los dos autobuses. Dio la cara y llenó de ánimo a una afición herida, que valoró su gesto y su empatía. La grada cree hoy más que ayer en el liderazgo honesto de Gabi Fernández.