ZARAGOZA | El salto de Gabi Fernández parece visible en todos terrenos, incuestionable en lo numérico. El Real Zaragoza suma en ocho partidos el 50% de los puntos en juego. En el balance ha mediado más de un fenómeno y una recuperación que no se entiende sin La Romareda. En El Municipal, el Real Zaragoza ha sabido convocar los milagros, hasta rescatar partidos que parecían perdidos. El tanto salvador de Gaëtan Poussin ante el Eibar y los goles de Marí y Gómez para vencer al Cartagena sirven como ejemplo.
En sus primeros pasos en el banquillo, algunas de las victorias más esenciales de Gabi parecían ocultas, más simbólicas que efectivas. Logró pacificar a la grada, agrupar al vestuario, reunir al zaragocismo. Tocó todas las claves en un primer discurso que cambió la escena. No hubo adornos en su lenguaje, sino un mensaje directo, concreto, capaz de reanimar al público. Alcanzó la escala nacional y miró al fútbol con ojos convencidos, como si este juego no lo merodearan los fantasmas. Allí ganó antes de vencer, pero sus primeros resultados no acompañaron ese triunfo.
Un triunfo que lo cambió todo
La victoria ante el Mirandés devolvió la fe a una afición que siempre ha mirado al Eldense como único perseguidor y al propio Zaragoza como su peor enemigo. En ese trayecto algunas cosas han cambiado, entre ellas que la distancia del Real Zaragoza ha pasado de estar de un solo punto a cinco. También que ahora hay más equipos involucrados en la misma pelea. Si Eldense y Zaragoza siguen en esa disputa, Castellón, Málaga y Sporting están en una franja peligrosa. Últimamente, incluso ha dado la sensación de que el Zaragoza conspira menos contra sí mismo. Anulo mufa, por si acaso.
Si la suerte del Real Zaragoza ha mejorado en algún lugar ha sido en La Romareda, donde Gabi ha logrado sumar el 60% de los puntos, cuando el balance de todo el curso era del 35%. Los registros le sonríen, en una comparación que puede resistir incluso al Zaragoza del principio. Víctor Fernández completó 13 de los primeros 24 puntos en juego. Ahora Gabi, con un Zaragoza que parece objetivamente peor, está a solo un punto en esa misma secuencia. Sin contar a David Navarro, que ganó el único partido que pudo disputar, todos los registros de Gabi Fernández admiten una lectura positiva respecto a lo que se vio antes. También un resumen claro: ha amortiguado la caída y, con la fortuna de su lado, ha logrado que su equipo volviera a competir.
Gabi Fernández, los números en la mano
La racha de 4 de 24 puntos provocó la marcha de Víctor Fernández, una dimisión en vivo y en directo. Lo empeoró Ramírez, con fracturas en todas las áreas, decidido a reformar un club pero incapaz de ganar partidos. Solo alcanzó un triunfo en diez encuentros y sumó 7 de 30 puntos en el camino. Le siguió Gabi Fernández, que se ha alejado de sus registros, que lo ha mejorado todo en una carrera contra el reloj, en una batalla con el descenso.
Gabi suma un 12 de 24 que hace que los problemas, todavía vigentes, parezcan un poco más lejanos. La secuencia no se entiende sin los dos últimos partidos: donde sumó 6 de 6 sin llegar a nombrar esos números como su mayor objetivo. Quizá esa fue una de las claves. Al margen de la suerte, que le acompañó las dos veces. En dos encuentros definitivos, el Real Zaragoza no ha mostrado una gran distancia con los equipos ya descendidos. Y aún así, ha conseguido alejarse un poco más del descenso.
El salto de Gabi está escrito. Primero en los intangibles y ahora en los números. Y, con la muerte en los talones, las formas hace tiempo que parecen menos importantes.