ZARAGOZA | El Real Zaragoza es el mejor equipo en el último tramo, especialista en el arreón final. Sus números en el cierre se explican también a través de un hallazgo especial: el peso que ha tenido su banquillo desde el inicio del curso, la importancia de sus relevos. El 35% de los goles marcados por el Real Zaragoza en la temporada proceden de futbolistas que partieron de su banquillo.
La idea de que el Real Zaragoza está plagado de revulsivos, de futbolistas a los que les sienta mejor el partido en marcha que los duelos a estrenar, parecía más un recurso que una ley completa. Pero el fútbol demuestra a través de los datos que hay un relato detrás, una marca de agua en esa fotografía. Basta acudir a las dos primeras victorias del curso y a las dos últimas para mostrar que la segunda unidad ha cambiado la suerte del Real Zaragoza en los partidos.
Real Zaragoza: goles desde el banquillo
En la secuencia de las dos primeras jornadas, ante Cádiz y Cartagena, el Real Zaragoza sumó 4 de sus 6 goles con futbolistas que partieron desde el banquillo. En esta serie, la única vez que el Real Zaragoza ha vuelto a lograr vencer de manera consecutiva, 3 de los 5 tantos han sido marcados por futbolistas que partieron como relevos, con el partido ya en marcha. En la imagen de todos quedan los goles de Adu Ares en Ferrol o los tantos de Alberto Marí y Dani Gómez ante el Cartagena.

La suma total está escrita: 19 de los 54 goles marcados por el Real Zaragoza los anotaron futbolistas que ingresaron desde el banquillo. Y la revisión de los números admite además una lectura todavía más poderosa: en 9 de las 12 victorias que ha firmado el Real Zaragoza ha habido al menos un gol de un revulsivo. La incidencia, directa o indirecta, por tanto de la segunda unidad no admite duda en el fútbol que ha cambiado para siempre.
Con Gabi Fernández la estadística se eleva hasta un 38% y dos de sus tres victorias se explican a partir del peso que han tenido sus relevos. Capaz de reunir al grupo y de elevar el sentido competitivo de la plantilla, con Gabi la unión del vestuario se refleja también en otra idea. El Zaragoza mejora en las segundas partes, en el tramo final de los encuentros, con más de una vida en los partidos. En ese lugar de la historia, su segunda unidad tiene un valor imprescindible, un peso absolutamente especial.