HUESCA | El mundo de la montaña aragonesa está de luto. Marta Jiménez, alpinista y saltadora base residente en Boltaña (Sobrarbe), ha fallecido mientras practicaba su pasión: fusionar la escalada y el salto base en cimas donde pocos se atreven. Su pérdida ha sacudido especialmente a su entorno cercano, al Club de Montaña Nabaín, del que formaba parte activa, y a toda la comunidad montañera del Pirineo Aragonés. De hecho, la alpinista pasó por Planeta Montaña en el episodio 14 de la temporada 3 el cual queda adjuntado a la noticia.
Desde el propio club, a través de su vicepresidente Juan Carlos Somolinos, se ha transmitido un emotivo comunicado en el que destacan que Marta era una persona que “desbordaba simpatía y alegría por la vida” y que se ha marchado “haciendo lo que más le gustaba”.
Marta Jiménez no solo subía montañas, también volaba desde ellas. Su forma de entender el alpinismo iba más allá de la técnica o el riesgo: era una forma de vida. Practicaba escalada, alpinismo y salto base, tres disciplinas que combinaba con valentía, control y un profundo respeto por el medio natural.

Su historia está íntimamente ligada al Pirineo, a las montañas que rodean Boltaña, donde residía, y que recorría con la misma naturalidad con la que otros pasean por su ciudad. Sus aventuras eran tan inspiradoras como su manera de contarlas. Quienes la conocían destacan su humildad, su generosidad para compartir conocimiento y, sobre todo, su capacidad de transmitir emoción al hablar de la montaña.
Un documental inolvidable sobre el vuelo desde Gredos
Una de sus intervenciones más recordadas por la comunidad montañera del Alto Aragón tuvo lugar durante las Jornadas Montañeras de Sobrarbe, donde, junto a su pareja Eric de la Cima, presentó un documental que conmovió a todos los asistentes. En él narraban el primer salto base desde el Torreón de los Galayos, una emblemática aguja de la Sierra de Gredos. Aquel relato fue mucho más que una hazaña: fue una declaración de amor por la montaña y por la libertad que sentían al despegar de sus paredes.
La pareja supo compartir con sencillez y pasión lo que significa vivir al límite, pero con conciencia, con preparación y con una conexión profunda con cada rincón natural que exploraban.
Siempre en las montañas que amó
El Pirineo aragonés pierde a una de sus voces más auténticas. Marta era montañera y montañesa, como la han definido quienes más la conocían. Su ausencia deja un vacío inmenso en quienes compartieron rutas, saltos o charlas con ella, pero también deja un legado que permanecerá en las montañas que tanto amó y desde las que tantas veces voló.
Desde el Club de Montaña Nabaín han querido trasladar su más sincero pésame a la familia, a sus amigos y a toda la comunidad montañera. Marta será recordada por su energía, por su sonrisa constante y por haber elegido una vida de vértigo, emoción y naturaleza.