La gloria volvió a sonreír al Sanse, filial de la Real Sociedad, que este domingo logró el ascenso a Segunda División tras una final de vuelta agónica ante el Nàstic de Tarragona. El conjunto donostiarra cayó por 1-2 en Zubieta, pero el gol de Manex Gibelalde en la prórroga, de penalti, le bastó para sellar un regreso que llevaba tres años esperando.
El José Luis Orbegozo fue una olla a presión durante los 120 minutos y estalló de alegría al final. Porque si algo define este ascenso es la resistencia emocional del Sanse. Perdió el partido, pero ganó la eliminatoria por el valor global, gracias al 3-2 conseguido en la ida.
Inicio prometedor, pero golpe inesperado
El arranque fue del Sanse, que salió mandón, dispuesto a imponer su estilo ante un Nàstic bien plantado en defensa. A pesar del dominio local, la primera ocasión clara fue para los catalanes, con un mano a mano de Antoñín bien resuelto por el portero Arana, que sostuvo al equipo en los primeros compases.
El filial donostiarra respondió con llegadas peligrosas. Mariezkurrena y Astiazarán rozaron el gol, pero sus intentos se marcharon por poco. Parecía que el tanto blanquiazul estaba al caer, pero el fútbol tiene sus giros.
En el minuto 37, el Nàstic aprovechó una jugada con múltiples rebotes. Jaume Jardí colgó un balón al área, Peru no acertó a despejar y Arana no llegó a cerrar el hueco: 0-1, y la eliminatoria se igualaba.
El Nàstic fuerza la prórroga
Tras el descanso, el equipo de Tarragona salió a por todas. Concha rozó el empate global nada más reanudarse el juego. El Sanse, por su parte, intentó salir a la contra y reclamó un penalti sobre Mariezkurrena que no fue concedido.
Cuando más se animaba el Nàstic, llegó el golpe que igualó la eliminatoria. En el 76’, Narro desbordó por banda y, tras una serie de rechaces, Arana cometió penalti sobre Álex Jiménez. Joan Oriol, con temple, marcó el 0-2. El Nàstic acariciaba el milagro.
Sin embargo, el Sanse no se descompuso. Resistió los minutos finales del tiempo reglamentario y llevó el partido a una prórroga cargada de tensión.
Manex desata la locura
En el tiempo extra, el Sanse jugó con inteligencia, sabiendo que un gol le devolvía la ventaja. En el minuto 106, una jugada por banda derecha terminó con un disparo de Marchal que impactó en la mano de un defensor del Nàstic. El árbitro no dudó: penalti.
Manex Gibelalde se armó de valor. Y no falló. Engañó al portero y marcó el 1-2, llevando a la grada al delirio. El gol fue decisivo. El Nàstic lo intentó a la desesperada, pero ya no encontró respuestas. El pitido final desató una fiesta imparable en Zubieta.
Un regreso merecido
El Sanse, dirigido por Iosu Rivas, firma así una temporada espectacular, coronada con un ascenso trabajado hasta el último segundo. El equipo demuestra que, más allá de talento, tiene carácter, fe y corazón. Tres años después de su último paso por el fútbol profesional, volverá a competir en la Segunda División, su techo deportivo como filial.
Los nuevos equipos de Segunda División, rivales de Real Zaragoza y SD Huesca
Con su ascenso, el Sanse se une a FC Andorra, Cultural Leonesa y AD Ceuta FC como los cuatro equipos que formarán parte de la Segunda División en la temporada 2025‑26 tras superar el exigente tramo final de la Primera RFEF. En el otro extremo, dejaron la categoría de plata para ascender a Primera División el Levante UD, Elche CF y el Real Oviedo, este último tras imponerse en el playoff al Mirandés. En sentido contrario, Real Valladolid, UD Las Palmas y CD Leganés regresan a Segunda tras cerrar el curso como los tres últimos clasificados de la máxima categoría del fútbol español.