ZARAGOZA | Tras su inauguración en 1957, hoy la vieja Romareda puso fin a su historia tal y como la conocemos. Se apagarán las luces y se cerrarán sus puertas tras que el destino le diera la oportunidad de demostrar al mundo que los finales felices en Zaragoza también existen. Raúl Guti, Pau Sans o Francho Serrano se empeñaron en cortar el sufrimiento y despedir a su estadio con honor y fueron a por la victoria. Durante el año, el equipo se movió en la penumbra del abismo y hoy por fin encontró algo de luz. En su último servicio no hubo copa, pero sí una salvación muy sufrida.
Tras un recibimiento brutal, solemne y emotivo, el partido comenzó algo parado. Tras unos minutos de tanteo y un susto en la grada, fue el Real Zaragoza el que, empujado por su gente, dio un paso adelante y buscó ir a por el encuentro. Primero fue Dani Tasende quien estuvo a escasos centímetros de marcar un golazo de falta y, apenas un minuto después, fue Pau Sans quien casi logra un golazo tras una gran jugada individual en otro alarde más de su descaro y desparpajo. Dos avisos que no tuvieron incidencia en el marcador pero que sí sirvió como declaración de intenciones. Pese a dar un paso adelante, rápidamente el encuentro volvió al ritmo pausado y sin ocasiones.
Pocas cosas pasaron en la primera mitad pese a la insistencia de Adu Ares o Pau Sans. Tras un resbalón de un zaguero gallego, Adu aprovechó el error para jugar atrás en el área con Dani Gómez, quien fusiló a Germán Parreño y solo el travesaño pudo impedir el tanto del madrileño. Ya en los últimos 5 minutos de la primera parte, el choque se abrió y tuvo lugar un carrusel de acciones peligrosas por ambas partes, pero el primer acto finalizó con el mismo resultado que con el que empezó.
Llegó la salvación para el Real Zaragoza
En el inicio de los últimos 45 minutos en la vieja Romareda, el encuentro tomó un aspecto parecido a lo ofrecido en la primera mitad. Pau Sans siguió buscando por activa y por pasiva su gol en su querido estadio pero Germán Parreño se lo negó. Precisamente tras un tiro peligroso desde la frontal del ’29’ llegó el córner que botó Raúl Guti y que marcó La Romareda. Con el 1-0, Gilsanz decidió ir a por el partido y el Real Zaragoza apostó por no perder lo que tanto le había costado conseguir. Los cambios y el resultado cambiaron el guion del partido y dio protagonismo a un Dépor que creció desde la entrada de Yeremay.
Ya en los últimos 15 minutos, el canario paralizó a La Romareda por un instante. En una jugada en la que demostró que clase de futbolista es, logró sacar un disparo desde la frontal que terminó estrellándose en el larguero. Tras unos minutos en los que el Real Zaragoza dio un paso hacia atrás, con el paso del tiempo logró reducir el impacto de los cambios y volver a asentarse en el choque para terminar el encuentro sin sufrir demasiado.
Finalmente y sin realizar un encuentro vistoso, el Real Zaragoza logró firmar un partido muy serio que le sirvió para acabar con la agonía. Tres puntos que serán recordados en el día en la que la vieja Romareda ayudó a los suyos a mantenerse con vida. Un gol que marcó Patiño en propia puerta pero que empujó La Romareda proporcionó luz y oxígeno a los futbolistas y permitió una dulce despedida de un estadio que lo fue todo para los suyos.