El Wanapix Alagón Multiservicios se quedó a las puertas de tocar la gloria en la final del Campeonato de España juvenil, tras caer por 2-3 ante el FC Barcelona. En un duelo emocionante, el equipo aragonés rozó la remontada tras un 0-3 al descanso, pero el poste y un inconmensurable Cambrini impidieron que el sueño se hiciera realidad.
Un inicio cuesta arriba ante un Barça intenso
El encuentro comenzó con un Barça dominante, con presión alta, intensidad y acierto. Apenas habían pasado unos minutos cuando Unai aprovechó un robo para batir a David Marín y poner el 0-1. El Wanapix pudo empatar con una cesión que salvó Cambrini ante Izan, pero el conjunto azulgrana siguió marcando el ritmo.
Jordi Sánchez amplió la ventaja con otro gol tras cortar un saque de banda y definir en el mano a mano. Los de Adrián Ortego comenzaron a sacudirse la presión y generaron peligro con una buena acción de Saúl, aunque sin acierto. En ese contexto, y en una jugada muy protestada por los aragoneses, Gaizka marcó el 0-3, lo que suponía un duro golpe antes del descanso.
Una segunda mitad heroica
Lejos de venirse abajo, el Wanapix Alagón Multiservicios salió a por todas tras el paso por vestuarios. El dominio fue absoluto: Saúl estrelló un disparo en el palo y Juanchi acarició el gol. Finalmente, fue Pedro Altaba quien reavivó las esperanzas con un disparo lejano tras un saque de banda que sorprendió a Cambrini y puso el 1-3 en el marcador.
Con el Barça sintiendo la presión, Saúl firmó el 2-3 en una jugada de cinco con un gran punterazo desde la derecha. El equipo zaragozano lo intentó hasta el último suspiro. Jorge Inés estuvo a punto de empatar con una tijera espectacular, y Saúl tuvo otra que se topó con la madera.
Una derrota con sabor a orgullo
El pitido final dejó un sabor amargo, pero también el orgullo de un equipo que lo dio todo. El Wanapix Alagón Multiservicios se despide como subcampeón de España, tras una actuación que será recordada por su carácter, fútbol y entrega.
Pese a la derrota, los juveniles aragoneses demostraron estar a la altura de los mejores, en una final que deja huella.