ZARAGOZA | Dani Lasure nunca dejará de mirar al Real Zaragoza. El canterano, zaragozano y zaragocista, vive su primera experiencia fuera del país, en el Universitatea Cluj rumano. De momento, no disfruta de su aventura, alejado de la regularidad que cualquier jugador necesita. La llamada de Palmadas al Viento consigue trasladarle a otro lugar: a un sitio en el que sus recuerdos siempre serán felices. En el cierre de la conversación, confiesa algo que no ha cambiado: el Real Zaragoza sigue siendo todo para él.
Un zaragocista lejos de Zaragoza
Vestir la camiseta del Real Zaragoza es completamente distinto a vestir otra camiseta
¿Cómo te va en el Cluj? ¿Estás disfrutando del fútbol rumano?
Te tengo que ser sincero. No demasiado. Cualquier futbolista disfruta jugando y no estoy teniendo demasiadas oportunidades. Y cuando eso no sucede, es imposible que un futbolista se sienta del todo realizado. Estoy disfrutando de la experiencia, pero no del fútbol.
¿Y cómo vives al Zaragoza desde la distancia? ¿Cuánto te duele?
Mucho. Creo que a todos los que somos zaragocistas nos duele ver al equipo en una situación de debilidad, lejos de donde querríamos. Todos tenemos esa sensación de frustración: estamos viviendo otra temporada peleando por el objetivo opuesto al que teníamos.
Para un zaragocista, ¿el fútbol es el mismo lejos de Zaragoza?
No, en absoluto, no tiene absolutamente nada que ver. Vestir la camiseta del Real Zaragoza es completamente distinto a vestir otra camiseta. Yo en ningún momento he sido capaz de dar el plus que he dado siempre en el Real Zaragoza. Esa sensación de deuda, de responsabilidad, de defender lo que es tuyo, no la siento con otros colores, en ningún otro sitio. Creo que en La Romareda el jugador de casa es capaz de dar algo distinto, algo que tampoco puede dar el de fuera. Estando en otros equipos me ha pasado lo mismo: nunca he sido capaz de dar ese extra que sí he podido dar con el Real Zaragoza.
La salida de Dani Lasure
Me hubiese gustado salir de otra manera, no a través de una resicisión. Fue Juan Carlos Cordero el que tomó esa decisión a su llegada. Cuando uno se va sin querer irse, inevitablemente pasa un duelo.
Tu adiós al Real Zaragoza llegó hace dos años, justo después de haber protagonizado uno de los regresos más emocionantes de los últimos años. Ahora que tienes una mayor perspectiva, ¿cómo recuerdas aquel momento, todo lo que nos contaste y lo que no pudiste contar?
Me hubiese gustado salir de otra manera, no a través de una rescisión. Me hubiera gustado marcharme jugando, poder despedirme de La Romareda. En realidad, lo que me hubiese gustado era no salir. Pero creo que todo jugador tiene su ciclo en cualquier equipo y los momentos pasan. En el momento duele y es inevitable. Supongo que a Alberto Zapater o Cristian Álvarez les habrá pasado algo parecido, con situaciones completamente diferentes. Cuando uno se va sin querer irse, inevitablemente pasa un duelo. Ahora lo veo como un recuerdo bonito. Volví a jugar después de haber pasado el cáncer y al poco tiempo me tuve que marchar. Tengo la sensación de que se me juntan un poco los dos momentos y eso hace que mi salida, vista con cierta perspectiva, sea más bonita que dolorosa.
Acababa de llegar Juan Carlos Cordero al club, quizá no vimos que esa podía ser una pauta que luego se ha repetido con los canteranos… ¿Quién te comunicó tu rescisión?
Sinceramente no lo recuerdo del todo bien. Miguel Torrecilla quería buscarme una salida porque estábamos tres laterales izquierdos en la plantilla. Pero él pensaba en un escenario de una cesión, su intención no era rescindirme. Creo que es Juan Carlos Cordero, a su llegada, el que tomó la decisión. Una vez que el club la eligió, fue mi agente el que hizo de intermediario y el que me trasladó esa voluntad, junto con Raúl Sanllehí.
No fue la primera vez que tuviste que salir del Real Zaragoza, pero aquella supuso un punto y aparte. Un zaragocista nunca deja de serlo. Y supongo que en los últimos partidos, al ver el estadio repleto, te han asaltado algunos recuerdos. ¿Cómo explicas el poder que tiene La Romareda?
Es difícil de explicarlo. El que lo ha vivido desde el césped puede entender la mística de La Romareda. Hay una fuerza invisible que te empuja. Con frecuencia se habla mucho de la afición, a veces a la ligera, pero es cierto que hay partidos complicados que La Romareda te hace ganar. La gente te insufla una fuerza interior que te hace dar un plus. Lo he vivido en mi piel. He visto que un partido estaba complicado y empezar a sentir que puedes ganarlo. Un encuentro que quince minutos antes creías que nunca ibas a vencer.
En busca de la salvación
El partido de mañana va a estar marcado por el miedo. Los dos equipos están sufriendo mucho como para descubrirse demasiado
Mañana el Real Zaragoza tendrá que encontrar esa misma fuerza interior, ante un Eibar al que tú conoces bien. ¿Cómo te imaginas el encuentro?
Lo cierto es que no lo tengo claro. El Zaragoza ha modificado su plan con Gabi. Veo que ha arropado un poco más al equipo, que lo ha hecho más compacto, que trata de defender mejor y salir un poco más al contrataque. No me atrevo a hablar del Zaragoza porque ha estado muy condicionado y todavía no hemos visto del todo lo que puede pasar. El Eibar también ha tenido altibajos, le ha ido bien el cambio de entrenador, pero ha modificado bastante su guion. Va a ser un duelo de miedo. Creo que ambos equipos están sufriendo mucho como para descubrirse demasiado.
Y en el miedo a veces resuelve el comportamiento colectivo o el talento, ¿esperas que Ager Aketxe pueda resolver un partido ante un rival que siempre será especial para él?
A veces ese tipo de circunstancias se repiten en el fútbol. Puede ser que Ager Aketxe esté especialmente motivado, que esté más fino. Con la calidad que tiene, no me extrañaría que fuera importante.
¿Esperabas más de su temporada? ¿Qué crees que le está faltando a Aketxe para ser el futbolista que conociste?
Continuidad. El año pasado tuvo muchísima continuidad y su temporada fue espectacular. Eso le pasa a cualquier futbolista. El jugador que entra en estado de confianza, que empieza a tener muchos minutos, se empieza a soltar. La dinámica, el físico, el ritmo también son muy importantes. Cuando no encadenas más de dos partidos seguidos estás siempre renqueando. Y el físico puede ser muchas veces una limitación. Creo que a Ager lo que le está faltando es continuidad. Si empezara a coger pulmón y confianza sería otro.
¿Cómo es él en las distancias cortas?
Es un chico gracioso, tiene humor fácil. A veces va con el pecho un poco para fuera. Yo siempre le he dicho que es un poco chulín, pero luego es un pedazo de pan. Siempre está de buen humor, siempre está dispuesto a brindarte alguna broma.
Compañeros y cantera
Raúl Guti siempre ha llevado dentro al Real Zaragoza. Cuando se fue, supe que querría volver
También en los últimos meses se ha producido un nuevo regreso de Raúl Guti. ¿Cómo vives el zaragocismo en la piel de otros, de los que han sido tus compañeros?
No es difícil ver a Raúl Guti liderando al Real Zaragoza, sintiéndose responsable. Siempre lo ha llevado dentro. Cuando se fue pensé que pronto querría volver. Es bonito ver el regreso de compañeros, con los que has vivido cosas tan bonitas. Me gusta ver que se quieren responsabilizar, que quieren ayudar. A mí me ilusiona, me gusta verlo desde fuera. Veo los partidos del Real Zaragoza y si está Guti en el campo, siempre tomo más partido. De alguna manera me siento más identificado. Además veo que lo está haciendo bien, que cada vez va tomando más peso en el juego del equipo y eso me ilusiona todavía más.
De canterano a canterano, ¿te imaginabas que Francho Serrano pudiera ocupar tan bien como ante el Mirandés un sitio como el del lateral derecho?
Sinceramente, no me lo esperaba. Es verdad que es un jugador polivalente, que entiende el juego. Tácticamente es responsable, es ordenado. De alguna manera no me extraña que lo puedan poner en otra posición y que pueda rendir como lo hizo. Además tiene muchísima capacidad física y eso para jugar en el lateral es idóneo. No me extraña, pero es verdad que jugar de lateral de manera improvisada no es sencillo. Francho Serrano está jugando donde se le requiere y siempre cumple.
¿Qué lugar tiene para Dani Lasure la cantera en el relato del Real Zaragoza?
Para mí lo significa todo. El Zaragoza no solo es fútbol, no solo es juego, también es pasión, identificación. Va más allá del deporte. Creo que toda esa identificación emocional se cubre con la cantera, con la afición, con la identidad. La historia del Real Zaragoza no tendría el mismo sentido sin esos canteranos que han pasado por el primer equipo. Han dejado una huella importante en la gente. Se identifican con ese tipo de persona, con el sentimiento de club y las raíces aragonesas. Con Zapater, con Cani, con los que vinieron después. La dimensión del club sería otra sin sus canteranos. Le dota de una identidad diferente.
¿Qué siente un niño cuando le llama el equipo del que siempre ha sido? ¿Te acuerdas de ese momento?
Me acuerdo perfectamente. Jugaba en el Amistad y se hizo un partido entre nosotros y el primer año en el que se podía entrar al Real Zaragoza. Recuerdo que después de aquella prueba reunieron a los padres de los chicos que más les interesaban. Yo estaba entre ellos. Nunca me olvidaré de ese viaje de vuelta desde La Ciudad Deportiva. Era la primera vez que había estado allí jugando un partido. Mi padre me contó que iban a contar conmigo, que primero jugaría el torneo de Brunete y que al año siguiente empezaría mi historia en La Ciudad Deportiva. También tengo muy presente la primera vez que me puse la camiseta. Era la camiseta de Lotto, una edición preciosa. Tuve la sensación de estar entrando en otra dimensión, de estar cumpliendo un sueño.
Después llegó una progresión armónica, que tuvo un salto definitivo en edad juvenil, ¿qué consejo le darías a todos aquellos jugadores que buscan el sueño que tú alcanzaste?
Es complicado hablar desde la perspectiva de uno mismo. Trato de escuchar a la gente que me recuerda o que me ha visto, para tomar una panorámica más amplia. Un buen amigo, que alcanzó el primer equipo conmigo, siempre me dice que la gran diferencia que veía era mi mentalidad. Suele contar que siempre tuve clarísimo que quería llegar, que iba a poner todo de mi parte para hacerlo. Ese era mi objetivo. Pasé por muchas etapas diferentes, por muchos momentos malos. Cada año pensaba que iba a salir del Real Zaragoza porque me desarrollé tarde, era muy pequeño, tenía lesiones… Pero tuve claro el objetivo y tuve perseverancia para lograrlo. Creo que eso es al final lo que te hace llegar. Cada año iban cayendo compañeros que no estaban tan dispuestos a hacer el sacrificio necesario que yo sí hice para llegar.
Puro zaragocismo
Recuerdo mi debut como si estuviera en estado de trance. Como si todo lo que pasaba a mí le estuviera pasando a otro. Tuve una sensación similar cuando regresé tras superar el cáncer

¿Cómo recuerdas tu debut?
Fue ante el Valladolid, en Copa, con Luis Milla de entrenador. Lo viví con unos nervios terribles. Tenía la incertidumbre de pensar si era capaz o no de jugar en el Real Zaragoza. Estaba asustado. No hubo manera de dormir la siesta: estaba atenazado y más cansado de lo normal. Recuerdo que en el calentamiento no me enteraba de nada. Me hablaba el preparador físico y yo no escuchaba. Estaba como en una especie de burbuja, como si estuviera completamente aturdido. Tengo el recuerdo de jugar de una forma completamente automática, de no ser consciente de nada durante el partido. Lo viví como si estuviera en un trance. Como si lo estuviera viendo desde fuera, desde una posición que no era la mía, como si no me estuviera pasando a mí. Probablemente esos nervios y esa adrenalina me ayudaron a estar en tensión, a hacer mejor partido del que hubiera hecho en otras circunstancias.
Te asentaste en la siguiente temporada, con Natxo González en el banquillo. Fue una segunda vuelta mágica, ¿cuántas veces ha vuelto tu cabeza a aquel momento?
Muchas. Además tengo grabados muchos partidos, los he recopilado. A menudo los he puesto porque me gusta ver cómo jugaba entonces, las cosas que hacía. Me gusta verlo. Lo revivo en innumerables ocasiones. Creo que es un recuerdo, además de bonito, útil. Tengo esas imágenes siempre en la cabeza porque evidentemente no las he vuelto a vivir. Y es muy difícil que puedan repetirse.
Y supongo que entre esas imágenes estará tu regreso ante el Lugo, después de vencerle al cáncer. Ese fue otro de los partidos que te pareció que estaba jugando otro. ¿Cuántas veces has vuelto a ese partido?
Curiosamente ese partido no lo he vuelto a ver nunca. No he querido hacerlo. Es una sensación totalmente distinta. Tengo un recuerdo tan bonito que no he querido revivirlo. Quizá tenía miedo de verlo de otra manera. De hecho tengo algún vídeo desde la grada y no lo quiero ver. Mi recuerdo en directo es tan especial que no quiero que eso pueda cambiar en el diferido.
El Real Zaragoza lo sigue siendo todo
¿Qué darías por volver al Real Zaragoza?
Me gustaría muchísimo. Me encantaría. Es imposible sentir en otro sitio lo que sientes jugando en el Real Zaragoza.
¿Se va a salvar el Zaragoza de Gabi Fernández?
Yo creo que sí. Es difícil hablar de manera objetiva, también de tácticas o de dinámicas. Me aferro a lo espiritual, a las plegarias y pienso que el Zaragoza va a salvarse.
La Romareda es…
El Estadio.
¿Y qué es el Real Zaragoza para Dani Lasure?
Todo. Lo sigue siendo todo.