Si el Bada Huesca se aferró al milagro, el Barça lo hizo a la realidad y pronto sentenció la eliminatoria de Copa del Rey entre ambos equipos. En esta ocasión no quiso ni medio susto ante el siete altoaragonés y los de Pasqui decidieron meter la directa desde el minuto uno del partido. En otros encuentros de Asobal, el Barça suele tardar en poner su rodillo a funcionar. Es cierto que todo el que ha pasado por el equipo barcelonés, todo jugador que ha formado parte de su cantera dice que allí siempre se inculca el respeto hacia el rival lo que implica darlo todo contra el de enfrente, precisamente, por ese respeto. Lo que ocurre es que los jugadores no son máquinas y eso implica que a veces tardan en salir de la modorra.
El último partido de liga entre ambos sietes alimento un hilo de esperanza para conseguir, esta vez sí, la victoria, el milagro, pero no. La receta es de sobra conocida. Aquello de que el pequeño tiene que hacerlo todo perfecto y el Barça despistarse. El problema es que ese partido con el que se cerró la Asobal (30-29 en el Palau), ese encuentro donde el Bada dominó en el marcador durante muchos minutos sumado a las dos derrotas del Barça en Copa de Europa les debió poner tiesas las orejas. Y más cuando es el último trofeo que con la casaca azulgrana pueden conseguir Lazarov y Noddesbo.