ZARAGOZA | La temporada no podía acabar de otra forma. El ridículo del Real Zaragoza en Castalia no admite paliativos. Y fue además, el espejo más fiel de un curso que se torció de principio a fin, rescatado por la fe y algún milagro demostrado. No sorprendió que Francho Serrano, capitán antes de portar el brazalete, tuviera que ponerle voz a una de las derrotas más dolorosas del curso. Perdió el Zaragoza y lo resumió Francho. Hasta aquí ninguna novedad: “Estamos dolidos, no hemos sido capaces de dejar en buen lugar el Real Zaragoza y eso es lo que más nos fastidia a todos”.
El canterano resumió un partido que fue una pesadilla desde el inicio, indefendible desde el primer minuto: “El partido es el reflejo del año. Ha sido un encuentro muy duro, como toda la temporada. Lo único bueno es que todo ha acabado ya y debe ser borrón y cuenta nueva. Tenemos que pensar ya en lo que viene al año que viene”. El canterano, en la semana de su renovación, cambió la sonrisa por la disculpa, acostumbrado ya a que las alegrías sean breves en el equipo de su vida. Habituado también a pedir perdón muchas veces. Buscó también un incentivo en el futuro, un propósito de enmienda: “Tenemos que empezar a construir algo grande durante todo el verano, empezar desde cero y cambiar la mentalidad”.
“Mientras esté yo y alguno de mis compañeros, intentaremos hacer de verdad lo mejor posible, dejar el pabellón bien alto y al Real Zaragoza lo más alto posible. Dejar claro a la gente que venga lo que somos y que esto está por encima de cualquier caso. Tenemos que seguir adelante y construir”. La afición siempre fue el motivo central de todos sus discursos, un lenguaje escrito desde el sentimiento: “Tenemos que darle las gracias a la afición y pedirles, por favor, que sigan con nosotros”.