ZARAGOZA | Francho Serrano vivió un partido especial ante el Cartagena, emocional y diferente de principio a fin. Habituado ya a un puesto que no es el suyo, sumó kilómetros e intentos, en un ejercicio de fe, en un ejemplo más de puro zaragocismo. La historia tuvo un final feliz. El partido ante el Cartagena fue otra vez un cuento en el que ganaron los buenos. Y el gol definitivo lo proyectó Francho Serrano, en su decimoquinto centro del encuentro, el mejor de todos los que puso. En ese servicio encontró el vuelo sin motor de Dani Gómez y, segundos después, el aplauso más entregado de la grada.
En la celebración del gol, Serrano le dio al escudo todos los besos del mundo. Al finalizar el partido, la grada de animación gritó su nombre, con la intención de premiar su asistencia y el esfuerzo de todo el encuentro. Dani Tasende, que vive los partidos con la templanza de un hincha, le entregó a él la bandera del público. Y Francho, con todo acabado, hizo exactamente lo que había hecho los 108 minutos anteriores. Ser el estandarte del equipo, un elemento clave en la victoria: “Francho Serrano es parte de la bandera de este club”, resumió Gabi Fernández.
Francho Serrano, un partido especial
El partido del 14 se explicó a través de lo sentimental y lo numérico. Actuó en una posición que no es la suya sin que llegara a parecerlo. Conquistó la banda y ofreció un esfuerzo maratoniano, con una cadencia veloz y las cualidades de un fondista. En el encuentro, superó los 11,2 kilómetros, fue capaz de encadenar 21 sprints y registrar un pico de velocidad de 32,4 km/h. Lo más llamativo de todos sus registros llegó en los esfuerzos de alta intensidad. En el encuentro, sumó casi un kilómetro a más de 27 km/h. Y eso es objetivamente mucho.
Volcado su equipo y encerrado el Cartagena, Francho rompió la empalizada. Sin ser preciso todo el tiempo, estuvo siempre presente. Volvió a parecer el mejor socio de Raúl Guti, un líder natural en el grupo. Emparentados por el dorsal, los dos resumen al Zaragoza del futuro. Ante la situación más agónica que se recuerda, Francho Serrano acentúa su sentido de la responsabilidad. Ha vuelto a jugar sin dolor y se adapta, una vez más, a un nuevo contexto.
Jugador de otro tiempo, sigue resumiendo una cualidad que uno de sus formadores ensayó para él: “Es probable que en su generación hubiera futbolistas de más talento, pero ninguno ha tenido nunca tantas ganas de jugar en el Real Zaragoza como Francho Serrano”.