Las grandes victorias de Gabi Fernández se explican a través de intangibles. Logró unir al zaragocismo, consiguió reunir a la grada. En sus cuatro patas ninguna pareció más sólida que la afición, el jugador del mes a todas luces. En 7 partidos, Gabi Fernández ha sumado 9 puntos, en una media de 1’28. El balance ha servido para distanciar a un Eldense que ha detenido su remontada, que ha dejado de escalar a un paso de la cima.
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El camino del equipo, que llegó a parecer moribundo en algún encuentro, ha tenido puntos de luz, una magia inexplicable. Como si los dioses del fútbol no quisieran que el Zaragoza bajara. Ningún momento lo explica mejor que el milagro de Poussin, capaz de encontrar en el área rival lo que había perdido en la propia. En la secuencia de Gabi queda un balance igualado, mínimo, que define la dificultad de la empresa: 2 derrotas (Racing de Santander y Levante), 3 empates (Córdoba, Eibar y Huesca) y 2 victorias (Mirandés y Racing de Ferrol).
Gabi Fernández, un trayecto hacia la salvación
Gabi Fernández llegó al Real Zaragoza para salvarlo. En su ideario estaba un ideal: devolverle al Zaragoza todo lo que el Zaragoza le había dado a él. Va camino de lograrlo. Pero a cambio ha perdido el sueño y años de vida. Su equipo no ha jugado bien casi nunca y, a fuerza de sufrir, ha convertido los partidos en una tortura. “No hemos hecho nada todavía”, le repite el técnico a su plantilla, con una ventaja sustancial respecto a todos sus predecesores. Gabi sigue sin perder en La Romareda y cree que ninguna prueba será más decisiva que la de Cartagena.
El técnico sabe que cada partido es un mundo. También que 50 días en el banquillo del Real Zaragoza son toda una vida.
