ZARAGOZA | Gabi Fernández seguirá siendo el entrenador del Real Zaragoza. El club ha cumplido una previsión escrita desde final de temporada, cuando el técnico alcanzó la salvación de fin de curso. Gabi activó todas las teclas emocionales, ganó antes de vencer. Logró pacificar al zaragocismo, reunir a la grada y unir a la plantilla hacia la permanencia. Con la ley de mínimos alcanzó el único máximo al que este grupo pudo aspirar. “Lo vamos a sacar”, dijo el primer día. Lo repitió muchas veces. Y ninguna será tan especial como su regreso del Tartiere. En 11 encuentros, no jugó bien su Zaragoza, pero aprendió a competir, precisamente cuando más cerca del descenso estaba.
Logró que La Romareda fuera esencial en la salvación, hasta convocar milagros de múltiples maneras. Hubo un déjà vu de su portero, dos goles en un mismo descuento y remates de sus defensas. También un tanto en propia puerta en el adiós de La Romareda, en el día de la salvación. Entre las virtudes del técnico están algunas historias conocidas y algunas que todavía no se han escrito, pero que no tardarán en contarse. Autor de permanencias también como futbolista, desde el banquillo ha sabido ser un espejo del zaragocismo: “He sufrido más como entrenador que como futbolista, esto me está quitando años de vida”.
Tuvo toda la suerte del mundo, pero eso nunca debería ser un defecto. Y en el camino pronunció algunas frases que parecen ya imborrables. “En otras cosas soy normal, en transmitir energía soy el mejor”. Y esa vitalidad se trasladó a la hinchada, que hizo un ejercicio de responsabilidad histórica. Hay una idea que ya ha quedado registrada: La Romareda siempre fue de su gente, pero en su adiós fue más de su gente que nunca.
Gabi Fernández, salvador en Zaragoza
En esa conquista, Gabi Fernández tuvo una incidencia directa: “La clave para salvar la categoría está en casa”. Dicho y hecho. El técnico logró cambiar la tendencia de las últimas campañas y sumó 12 de 18 puntos posibles en su estadio, sin derrotas que contar. Cholista convencido, el partido a partido fue su receta y la solidez defensiva su mayor aspiración. Recibió dos sopapos en tierras valencianas y el último, ante el Castellón, dejó una frase y un aviso: “El partido de hoy sirve para ver la realidad de este equipo”. Desde entonces aún no ha vuelto a hablar, convencido por Txema Indias en su primera impresión. “Lo primera es que me quiera a mí”, dijo como único portavoz del club.
La presentación de Indias le devolvió la lógica al club, el orden natural a todas las cosas. Su siguiente paso estaba previsto y admite a Gabi Fernández para el próximo curso. En un equipo que se construirá desde atrás, se espera que pueda enriquecer el guion, ser más técnico de lo que ha podido ser hasta ahora. Participará en la construcción del proyecto y buscará un consenso con el director deportivo que la propiedad siempre quiso. El Real Zaragoza tiene ya dos piezas elementales de la 25/26. Parece un ejercicio de coherencia: el Zaragoza del futuro no se hubiera entendido sin Gabi Fernández.