Ahora repasa el calendario competitivo de la antesala a la elite: el Freeride World Tour. Una dura caída en Kicking Horse le llevó a esquiar sin confianza. Le tocó recuperarse y pasar página antes de volver a bajar montañas sobre sus esquís con el aplomo necesario. “La verdad es que me costó volver a esquiar, y cuando ya estaba bien llegó el Covid”, explica. Regresó el año pasado a una competición que ha modificado la forma de entrar en el Freeride World Tour. Si antes, las ‘competis’ de cuatro estrellas eran la base, ahora, se añaden unas finales en las que participan las mejores de los Qualifier y los que descienden del Tour.
El año pasado, Ione llegó a las finales y en esta edición busca lo mismo. Y ha empezado bien. De América del Sur ha salido con una victoria en Las Leñas (Mendoza, Argentina), y su pareja, tercero. Luego compitió en Pucón (Chile) con una segunda plaza y en Cerro Bayo (Argentina) quedó tercera. Las dos primeras pruebas fueron de dos estrellas y en Cerro Bayo de tres. “La verdad es que estoy super contenta”, señala. Y, sobre todo, porque “vuelvo a sentir que me lo he ganado. Veo que puedo y tengo la cabeza en su sitio. Es cierto que estoy compitiendo con chicas que tiene 18 años, y yo tengo 33. Pero me siento super fuerte y la experiencia ayuda”.
Ahora pone sus ojos en el circuito de América del Norte. La primera prueba será en Revelstoke y luego Kirkwood y Kicking Horse. Este año quiere ampliar el calendario y disputar pruebas en Estados Unidos. El sueño es entrar en el Freeride World Tour. Y mientras compagina su trabajo en la escuela de esquí de Whistler con otros empleos. “Ahora estoy trabajando en un hotel, pero vamos, en lo que sale. He estado de jardinera, en la construcción… Aquí todo el mundo le da a todo. Aquí tienes muchas posibilidades de trabajar y de ahorrar”. Eso le va a permitir dedicarse más a competir.