ZARAGOZA | El Real Zaragoza disputó el pasado sábado el primero de sus amistosos de pretemporada. Ante el filial, Gabi Fernández trazó las primeras líneas de su nuevo Real Zaragoza, y lo hizo en un encuentro desvirtuado por la expulsión de Iker García.
En cada uno de los onces que exhibió Gabi se pudo observar un denominador común: la urgente necesidad de refuerzos. Siendo la zaga la zona que mayor cantidad de caras nuevas demanda, el técnico trató de dibujar un esquema competitivo. En la primera mitad, Barrachina acompañó a Tachi en el centro de la defensa. En la segunda, la pareja elegida fue la formada por Kosa y Gori, quizá la más extraña de las dos. La presencia del centrocampista constituye un contexto dual, una doble posibilidad, una solución o un mensaje.
Con la elástica zaragocista, el barcelonés únicamente tuvo minutos en el encuentro de copa ante L’Hospitalet. Tras regresar de una cesión en el Ibiza, Gabi Fernández le ubicó en una posición completamente distinta, en un lugar poco conocido para él. Dicha decisión guarda una interpretación múltiple: puede ser tomada como un mensaje dirigido a la Dirección Deportiva o el técnico ha podido descubrir en Gori un defensor en potencia.
Un problema central
Si bien es cierto que el Real Zaragoza cuenta con 3 centrales del primer equipo, el futuro de Kosa todavía está en el aire, por lo que el refuerzo en la zona central de la defensa se erige como una prioridad para Gabi Fernández.