Irene Burillo atraviesa uno de los momentos más dulces de su carrera. La tenista aragonesa ha conquistado este domingo el torneo W35 de Ystad, en Suecia, firmando así su segundo título en apenas una semana. Si hace unos días brillaba en Biarritz, donde se proclamó campeona en la modalidad de dobles, esta vez ha levantado el trofeo en individuales, imponiéndose con solvencia sobre tierra batida, su superficie fetiche.
Un triunfo sólido en la final
La final del torneo sueco midió a Burillo con una de las jóvenes promesas del tenis ruso, Alisa Oktiabreva, de solo 16 años y situada en el puesto 449 del ranking WTA. A pesar del ímpetu y la frescura de su rival, la experiencia y solidez de la jugadora caspolina se impusieron sin demasiados sobresaltos.
El marcador lo dice todo: 6-3, 6-3. Burillo controló el partido desde el fondo de la pista, dominando con su revés cruzado y haciendo gala de una gran lectura táctica. Su rival mostró carácter, pero no pudo frenar el juego agresivo y consistente de la aragonesa, que está viviendo una fase de plenitud competitiva.
Arcilla, la superficie que saca lo mejor de su tenis
Si hay un terreno donde Irene Burillo se siente cómoda, ese es la tierra batida. A lo largo de su carrera ha mostrado una notable capacidad de adaptación, pero es sobre arcilla donde sus cualidades mejor se expresan: regularidad en los intercambios largos, capacidad de sufrimiento y una lectura inteligente del juego.
En Ystad, la zaragozana volvió a demostrar que sabe exprimir las condiciones de esta superficie. A lo largo de todo el torneo mantuvo una línea muy estable, sin perder un solo set y mostrando una superioridad que recuerda a sus mejores momentos.
Dos títulos que refuerzan su 2025
El título en Suecia se une al logrado recientemente en Biarritz, donde brilló junto a su compañera en el cuadro de dobles. Aunque aquella victoria fue en equipo, el resultado marcaba ya un cambio positivo en sus sensaciones. Y ahora, en Ystad, ha confirmado que su tenis está en alza también en el plano individual.
Este doble éxito consecutivo consolida a Burillo como una de las jugadoras más en forma del circuito ITF en este tramo de temporada. Además, supone un impulso clave para su confianza y, por supuesto, para su clasificación WTA.
Proyección y ambición
Con este resultado, Irene Burillo continúa escalando posiciones en el ranking mundial. Más allá de los puntos y los trofeos, estos torneos reflejan el compromiso, la perseverancia y el crecimiento de una jugadora que ha sabido madurar su juego y fortalecerse en los momentos decisivos.
A sus 26 años, la caspolina busca consolidarse dentro del top-200 y aspirar a entrar con regularidad en los cuadros finales de torneos WTA. Su progresión invita al optimismo, especialmente si mantiene este nivel de juego y regularidad.
Suecia, otro paso firme en su camino
La victoria en el W35 Ystad es mucho más que un título más en su palmarés. Supone una confirmación de que está en el camino correcto y que su tenis puede seguir creciendo en lo que resta de temporada. El calendario continúa, y con él nuevas oportunidades para seguir sumando.