Con un 8-4 en contra, a pesar de las 5 paradas de Savic, Nolasco paró el partido, ajustó las piezas y el equipo reaccionó con un parcial de 1-5 para empatar el partido a 9. Si la reacción fue fulgurante, no menos los dos errores en ataque que propiciaron sendas contras y goles locales, que casi sin darse cuenta, pasaron de tener el agua al cuello a volver a respirar. Al descanso, un inquietante 14-11, mucho por mejorar y un equipo local ilusionado dominando con justicia al Bada Huesca.
Tras la reanudación, los oscenses intentaron acercarse en un marcador que se movía a tirones y arreones. Dijá, de muy aceptable partido en la posición de central, y Novelle se encargaban de dirigir la ofensiva, mientras que Pablo Hernández aportaba paradas en la meta oscense.
Reducía el marcador Bada Huesca pero a cuentagotas, hasta que un empujón importante consiguió apretar el marcador para empatar a 17 y a 18 goles. Pero nuevamente Jovellanos supo sacar 2 goles de ventaja con el 20-18, y Bada Huesca no supo tocar la tecla del stop, se destapó el tapón de la bañera y Gijón se escapó a 4 goles a falta de 5 minutos.
La realidad se impuso a la heroicidad del último ataque
La épica se invocó en el banquillo oscense: 3 buenas defensas consiguieron acercar a los de Nolasco al 23-22 con 12 segundos por jugarse. Pero 12 segundos en balonmano son pocos, más aún si tienes la necesidad de marcar sí o sí, si tu rival se cree desde el primer minuto que pueda derrotarte, y la realidad se impuso a la heroicidad que hubiera significado marcar el último ataque.
Bada Huesca no supo agarrar la Final a 4: tuvo dos momentos para engancharse al partido y no supo agarrarlos. Los asturianos se lo creyeron y la fiesta que se vivió el pasado año deberá esperar al próximo.
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