NÁPOLES | Kevin De Bruyne ya es nuevo jugador del Nápoles. Pese a que Aurelio De Laurentiis ha evitado calificarlo como el fichaje más mediático en la historia del club, la realidad es que muy pocos nombres han levantado tanta expectación en la ciudad del Vesubio. El belga firma por tres temporadas (2+1) tras finalizar contrato con el Manchester City y aterriza en el sur de Italia como uno de los salarios más altos de toda la Serie A.
A sus 33 años, el centrocampista da un giro a su carrera buscando nuevos retos, pero sin bajar el nivel competitivo. La propuesta del Nápoles, ambiciosa y estructurada, ha sido clave para convencerle. De Bruyne priorizó mantenerse en Europa frente a ofertas económicamente muy superiores desde Arabia Saudí o la MLS. El objetivo está claro: llegar en plena forma al Mundial de 2026, al que Bélgica todavía debe clasificar, pero para el que el ex del City ya se prepara.
Su salida del Manchester City cierra una etapa histórica. Una década, 26 títulos y el legado de uno de los mejores jugadores que ha visto la Premier League. De Bruyne fue cerebro, asistente y líder silencioso del conjunto de Guardiola, y ahora será referente de un Nápoles que quiere volver a tocar el cielo. Su calidad, visión y experiencia en grandes noches europeas lo convierten en una incorporación estratégica para un club que sueña con revalidar el Scudetto y crecer en Champions.
La llegada del belga supone también un respaldo rotundo al nuevo proyecto de Antonio Conte, que tendrá a su disposición un jugador capaz de marcar diferencias desde el primer día. El Nápoles, que viene de conquistar el título liguero y aspira a consolidarse entre los grandes de Europa, apuesta por el presente con un ojo puesto en el futuro.
Una decisión de presente… y de ambición
De Bruyne no ha venido a retirarse. Su llegada a Italia se entiende más como un movimiento de ambición deportiva que como un epílogo dorado. La Serie A gana a un futbolista aún vigente, con piernas y cabeza para rendir al máximo nivel. Y Nápoles se entrega al talento de un jugador llamado a ser icono inmediato en el estadio Diego Armando Maradona.
Con su incorporación, el Nápoles manda un mensaje claro: está listo para competir de tú a tú con cualquier gigante europeo. Y lo hará con el balón en los pies de uno de los mejores centrocampistas de su generación.