La actuación arbitral del castellano-manchego Rubén Ruipérez Marín, asistido en las bandas por Jacobo Martínez Segovia y Juan José Córdoba Carboneras, hizo explotar a la afición de la Sociedad Deportiva Huesca, que veía como las decisiones de los colegiados evitaron ver la primera victoria oscense en El Alcoraz.
Rubén Ruipérez Marín en El Alcoraz | Foto: C.Pascual
La afición oscense cargó contra el colegiado del encuentro frente a la Ponferradina señalándole como el culpable del empate final ante el conjunto berciano. El partido se encarriló para los locales con el gol de David Mainz y parecía que el transcurso del encuentro iba a ser llevadero para los colegiados en vistas a la práctica inactividad llevaba a cabo en los primeros cuarenta y cinco minutos (sólo dos cartulinas amarillas y ninguna acción dudosa).
Rubén Ruipérez Marín, debutante en la categoría y sus asistentes, comenzaron a adquirir protagonismo en la segunda mitad. Cuando transcurría el minuto 70 Darwin Machís caía dentro del área pero el colegiado dejaba seguir el juego. Observando la repetición se puede apreciar que la decisión es errónea puesto que tendría que haberse señalado pena máxima a favor de los oscenses. En el minuto 83 llegaría el final de la paciencia local con el colegiado, que daba como válido el gol olímpico de Álvaro Antón para establecer el 1-1 en el marcador. Este gol no debería haber subido al marcador ya que Pablo Infante estaba impidiendo la salida de Leo Franco dentro del área chica, además de forma poco discreta.
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La victoria se le escapaba al Huesca y El Alcoraz veía como en la Jornada 9 tampoco iba a ver ganar a su equipo. La afición explotó y culpó al árbitro de la pérdida de dos puntos por unas decisiones humanas, desafortunadas y perjudiciales para su equipo. Las redes sociales se llenaron de comentarios en los que aparecían como palabras más utilizadas «robo», «atraco» y «vergüenza», además de ser el tema de conversación por excelencia en los coloquios post-partido usando esos mismos adjetivos.
