Urko Vera, seis partidos, cero goles. Boris Cmiljanic, seis partidos, cero goles. Borja Lázaro, cinco partidos, cero goles. Y tampoco es que el Huesca haya hecho excesivos pocos goles: uno contra el Nàstic, tres ante el Córdoba, dos en Valladolid, dos contra el Almería… pero, efectivamente, ninguno ha tenido la firma de los delanteros, que al fin y al cabo es para lo que están.
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Lázaro viene de ascender a Primera con el Leganés, siendo titular en el primer tramo de la temporada pasada y haciendo una buena ración de goles; en Cmiljanic se tenían puestas muchas esperanzas después de su gran acierto goleador en pretemporada; y Urko Vera, que también subió con Osasuna, acumula casi cuarenta goles en Segunda División.
Está claro que los tres han llegado nuevos este año, es decir, no se conocían con anterioridad. Pero su falta de gol es algo que empieza a ser (o lleva siendo, más bien) muy preocupante. Anquela tiene trabajo con ellos, quizás más psicológico que táctico, y mucho.