Julio Velázquez no es la antítesis en el juego, pero sí en el lenguaje. Para su Real Zaragoza ha descubierto un amuleto: los partidos que se juegan en su estadio. Y el técnico salmantino quiere mantenerlo intacto en una nueva jornada fuera del fin de semana. La protesta de la Federación de Peñas denuncia una constante, un error intencionado que suscita un agravio. Ningún equipo es tan seguido como el Real Zaragoza ni depende tanto de su afición y ningún equipo ha jugado tanto fuera del horario para el que el fútbol está hecho.
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Más allá de las protestas y de las demandas, al Zaragoza solo le podrá hacer feliz el césped. Después de su primera derrota en ocho partidos, se espera una reacción inmediata. Con dudas en el sistema y en la idea, se espera la versión más ambiciosa del equipo de Velázquez, acostumbrado a presionar mejor y más como local. Todo indica que el técnico repetirá su dibujo mixto, en el que la línea de tres parece inamovible.
Mollejo ha encontrado un equipo hecho a su medida y puede ocupar el carril o ganarse un sitio en el frente de ataque. El medio centro parece otra de las posiciones más estratégicas y no se sabe aún si Moya volverá a ese lugar o si Aguado tendrá una oportunidad más. Volará Francho Serrano en el interior y se espera que Maikel Mesa siga acumulando goles en La Romareda.
Descartado Bakis de entrada, Velázquez se debate entre darle continuidad a Azón o buscar alguna alternativa en su recámara. El movimiento de piezas haría titular a Valera o a Jaume Grau en la media. Quizá la única novedad confirmada es la presencia de Zedadka en el carril derecho, que le ganará esta vez la partida a Fran Gámez en el puesto.
En una liga hecha de oportunidades, el Real Zaragoza busca la suya ante el Cartagena, un equipo al alza, en plena forma. En el duelo, no se discutirán los estilos sino el marcador y todos sus registros. Julio Velázquez ha detectado cuál es la única llave del éxito en Zaragoza: aprovechar el factor campo, sacar un gran partido de La Romareda. Si el Cartagena es el equipo del momento, el Real Zaragoza sabe que solo su estadio puede darle la vida.