ZARAGOZA | Pocos canteranos han quedado en un Real Zaragoza que continúa con su renovación total de cara a la próxima temporada. En los últimos años, la entidad blanquilla ha visto a varios jugadores de la casa abandonar el nido. A la salida de Alejandro Francés durante el pasado verano, se suman la de Iván Azón en enero y Adrián Liso y Luna hace escasas semanas. Así, cada vez quedan menos ejemplos de zaragocistas de cuna en la plantilla. Pau Sans es uno de ellos. Destinado a la grandeza, ha llegado la hora de que por fin demuestre al mundo de qué está hecho.
Nacido en 2004, el canterano maño tiene una valentía inusual para su corta edad. Siempre que ha gozado de minutos, lo ha demostrado. Desborde, descaro, calidad, visión… Pau fue un revulsivo de lujo en el Real Zaragoza de la pasada campaña. Durante sus cortas apariciones en el terreno de juego, el ataque blanquillo mejoraba considerablemente. Con la llegada de Gabi, se hizo justicia y el ’29’ comenzó a gozar de más minutos. Tanto es así que formó parte del once inicial durante el tramo más difícil del año. Pau se convirtió en un jugador clave para la consecución de la permanencia. Una daga que rasgaba defensas cuando nadie más era capaz de hacerlo.
De cara a esta temporada, algo parece indicar que Pau Sans se convertirá en un estandarte ofensivo para Gabi. Sin (por el momento) refuerzos importantes en el ataque blanquillo, y con la posible salida de algún atacante más, la versatilidad del canterano marcará la diferencia. Capaz de jugar tanto en banda como en punta o incluso de falso 9, Sans podría convertirse en la llave que abra todas las defensas. El trío que puede formar con Soberón y Bazdar hace soñar al zaragocismo.
Pau Sans es esperanza, es un destello en la oscuridad, un recordatorio del talento del fútbol aragonés, y el Real Zaragoza debe aprovecharlo. Tanto club como jugador se encuentran ante una oportunidad de oro. El objetivo sigue siendo el mismo, y quién mejor que un chaval de la casa, criado bajo el sufrimiento de los últimos años, para llevar, junto a veteranos como Francho, al Real Zaragoza donde se merece estar de una vez por todas. Esta no será una temporada más. Ha de ser la temporada en la que se acaben las maldiciones y, ojalá, la cantera nos guíe hasta primera.