ZARAGOZA | La Virgen del Pilar volvió a aparecer en La Romareda. El Real Zaragoza es de todos, pero los aficionados siempre están a la altura de cada situación. En una temporada de temblores y alegrías, cada bufanda se alza al viento para que el equipo esté lo más concienciado posible. Estamos ante la última temporada de la Vieja Romareda, un estadio en el que se han vivido momentos históricos. No es el año ideal para despedirlo: los objetivos del club no se han conseguido y este césped merecía más. Todo amante del Real Zaragoza lo tiene claro: ahora más que nunca hay que mantener el legado.
Tras una temporada para el olvido, La Romareda está dando su último aliento. En los últimos 5 partidos del Real Zaragoza como local, el balance es positivo. 2 victorias y 3 empates es lo que ha conseguido Gabriel Fernández desde el banquillo. Es un dato admirable. No cualquier entrenador sabe llevar esta dura realidad a un escenario con más color. Todo llega gracias a un esfuerzo dedicado cada semana, que le ha ofrecido puro oxígeno al club.
La Romareda, un lugar esencial
El último partido del Real Zaragoza acabó con victoria en el suspiro final. De esa forma se premió la insistencia del equipo y de la grada, y los tres puntos se quedaron en casa. Pese a todo, la salvación no está completada, y el club mantiene un margen de 5 puntos con el CD Eldense. De los 3 partidos que restan por jugar, al Zaragoza solo le queda un encuentro en su estadio. Será ante un rival fuerte en la categoría: el Real Club Deportivo de La Coruña. En esta agenda de relevancia absoluta, ese día estará marcado en el calendario: será la última mirada a nuestra vieja Romareda.
Antes, el Real Zaragoza tiene una cita en el Estadio Carlos Tartiere contra el Real Oviedo, en un duelo que se decidirá en los detalles. Cada jugador que viste la camiseta del león sabe la importancia de lo que representa: tener el escudo de un club simboliza bandera y orgullo. El cuerpo técnico de Gabriel Fernández ha llegado para cambiar la inercia y ha mejorado el relato. En el camino ha logrado que la afición del Zaragoza permanezca unida y que los jugadores se dejen el alma en el campo.