Pese a un mal inicio, con dos derrotas consecutivas y un solo punto de los primeros nueve, el Huesca obtuvo el primer triunfo del curso goleando al Ibiza en El Alcoraz (3-0). Una situación difícilmente repetible, y es que, desde aquel 4 de septiembre, siempre que ha ganado lo ha hecho por 1-0. Y, cuando no ha podido sumar los tres puntos, el cuadro altoaragonés ha empatado a cero, a uno o ha perdido por la mínima. Así, el Huesca nunca ha recibido gol siempre que ha ganado.
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Ese unocerismo que ha arraigado con fuerza no ha llegado sino como consecuencia del modelo de juego del Huesca. Ziganda está construyendo un equipo que se basa en ser sólido atrás, en no complicarse lo más mínimo con el esférico y en rentabilizar al máximo sus ocasiones. El preparador navarro pretende que los suyos apenas asuman riesgos y, a su vez, estén acertados ante la meta contraria.
La clave principal del unocerismo que caracteriza al Huesca es, sin duda, el acierto cara a portería. En los cinco triunfos por 1-0, ha rematado a puerta en once ocasiones en total (dos ante el Málaga, tres ante el Leganés, dos en Oviedo, una frente a Las Palmas y otras tres ante el Villarreal ‘B’), por lo que ha convertido el 45% de sus remates entre los tres palos.
En cuanto al apartado defensivo, los azulgranas son el tercer equipo menos goleado de la Liga (10) y acumulan hasta nueve porterías a cero en 15 jornadas. Además, en El Alcoraz, solo han encajado cuatro goles. Lo más sorprendente es que tres de esos cuatro tantos que ha concedido el cuadro oscense en casa llegaron en el mismo encuentro (en la segunda jornada frente al Cartagena). La diana restante la consiguió el Lugo ante un Huesca que jugaba con diez.
Todo ello, además de no dejarse nunca remontar, está permitiendo a los de Ziganda seguir, semana tras semana, muy cerca de los puestos de ‘playoff’ de ascenso a Primera División.