ZARAGOZA | Adrián Rodríguez se convirtió en nuevo jugador del Real Zaragoza, en el séptimo fichaje de Txema Indias. El guardameta recala en la entidad aragonesa en un contexto difícil, en medio de situaciones cruzadas. Llega para cubrir una posición viciada en los últimos tiempos, un lugar que parece maldito para muchos de quienes lo ocupan.
Procedente del Deportivo Alavés, su relato guarda capítulos especiales, epígrafes con un punto de magia en sus líneas. Ernesto, su padre, nació en Argentina, pero emigró a España cuando era tan solo un niño, encontrando en Palma de Mallorca un lugar para quedarse, un sitio donde crecer. Desde pequeño, Ernesto demostró una fuerte pasión por el voleibol, un fuerte cariño hacia un deporte con el que posteriormente se ganaría la vida. Palma, Soria y Almería trazan su itinerario profesional, un camino marcado por la presencia tanto en la pista como en los banquillos. Fue internacional con la selección española, con la que disputó dos ediciones de los Juegos Olímpicos, convirtiéndose en un referente nacional del voleibol.
Adrián heredó de su padre el trabajo duro, el esfuerzo constante. Para llegar a las más altas cotas del deporte rey, la paciencia y el saber estar jugaron también un papel fundamental. Formado en las canteras de Real Madrid y Albacete, el Deportivo Alavés le tendió la mano a finales de 2020. Destacó en el filial del conjunto vitoriano, dominando todo tipo de registros, incluso los más inverosímiles para un guardameta. Realizó grandes actuaciones e incluso anotó un gol que dio la victoria a su equipo. Su resiliencia e incansable labor fue recompensada y Adrián entró en la nómina de arqueros del primer equipo del Alavés, llegando a disputar dos encuentros en la máxima categoría.
Lágrimas en su debut
En marzo de este mismo año, el Deportivo Alavés recibía al Villarreal en un encuentro clave en la supervivencia de los babazorros. En el minuto 58, el Alavés se quedó en inferioridad numérica por la expulsión de su guardameta titular, Antonio Sivera. Coudet miró al banquillo y encontró dos arqueros: Adrián Rodríguez y Grégo Swiderski, ambos de la cantera. El técnico eligió a Adrián, que logró mantener la portería a cero pese a las constantes llegadas del rival. Una vez finalizó el partido, el hispanoargentino no pudo contener las lágrimas, sabedor del premio recibido gracias a su sacrificio.
Un portero moderno
El nuevo meta del Real Zaragoza guarda una serie de características singulares, unas virtudes muy definidas. Se erige como un portero de la escuela moderna, de gran envergadura, un tipo capaz de llegar a todas partes. A pesar de medir 1,95, destaca por su capacidad de reacción y reflejos. Bueno en distancias cortas, su mayor defecto se puede explicar a través de su juego con los pies. Distinto en muchas cosas, la contratación de Adrián Rodríguez sienta un precedente, descubre las claves de lo que Indias quiere para la portería.